Primero os comentaré un argumento que propuso
Jordan Peterson —sabéis que con el caballero nunca estoy de acuerdo puesto que
es idealista y fantasioso— durante un debate contra el Destiny: «las mujeres tienden
a ponerse más de acuerdo [dijo literalmente «agreeable», agradables, cordiales, solícitos] que los hombres y por
ello tienden a cometer menos crímenes. Los hombres tienen tendencias
psicopáticas y son, por lo general, menos empáticos que la hembra».
El problema de Jordan Peterson es que su cosmovisión es enteramente familiar. La familia no es un fin en sí mismo, sino un medio. Tomarlo como el eje de todo es útil para tratar de estabilizar a la sociedad. La dualidad de los sexos y su tensión constante requiere de, pues, el fomentar modelos claros de hembra y macho y castigar a los rebeldes. Sin embargo, hay un problema cuando se habla de las hembras como un ser más empático y apacible que el macho, y es que pocas veces se comenta el porqué de este espejismo, porque solo es una burda apariencia: la mujer tiene más riesgo al enfrentarse contra el resto que el varón, y no está hecha para la guerra así que no necesita fuerza bruta... está provista, pues, de otras mañas.
La mujer depende de la sociedad en su conjunto, puesto que es débil y todo el riesgo lo carga a sus espaldas y dentro de ella. Todo su beneficio supone un duro sacrificio (la lucha, el sexo, etcétera). La mujer tiende a ser más solícita, pero solo a regañadientes. Como dije en la anterior entrada, el hombre se somete sinceramente a otro hombre, mientras que la mujer se subordina en apariencia. La imagen de «la buena madre» que es el ideal de Peterson, estoy segura, es una criatura mítica, legendaria, únicamente vista en la Biblia, si acaso. Sí, sí, vuestras madres son muy Santas, hasta que las conozca yo.
El rencor es, por ejemplo, algo muy femenino, puesto que no puedes abalanzarte sobre cualquiera que ose herirte o suponga un riesgo... el rencor y, claro, la alerta constante. Desconfianza y miedo caracterizan a la hembra humana también y solo se agudiza cuanto más consciente es, quizá con el tiempo y la edad, de la cruel realidad que la envuelve.
Solo hay que ver como tambaleó la sociedad al darle independencia a la mujer, en un sentido sociopolítico. La mujer empezó a chillarle al varón como una niña pequeña rabiosa, porque por fin podía decir lo que pensaba [lo mismo que el macho piensa de ella]. Incluso cuando la mujer no patalea y simplemente se burla del sexo opuesto con elegante naturalidad, como si fuera de lo más evidente, así como lo hace el macho continuamente haciendo de menos a sus madres, hermanas y amantes; incluso ahí sigue siendo una muestra de que nunca aceptó la sumisión de corazón, porque no está en su naturaleza admirar al hombre [a nadie]. Esto es importante.
La maldad de la mujer y la maldad del hombre son diferentes solo porque sus medios son diferentes, pero no porque uno de los dos esté más dispuesto que el otro a nada moral o divino, como a veces parece que Peterson quiere dar a entender.
Siguiendo con lo de la sumisión, la segunda
parte está dedicada a tratar la necesidad y utilidad de las figuras dominantes
en el sector masculino y el femenino. Su utilidad influye en la percepción y
valía que tienen para sus congéneres.
La existencia de un hombre superior beneficia a
sus camaradas... Un hombre fuerte e inteligente es signo de un hermoso
porvenir.
La existencia de una mujer superior no beneficia a
ninguna mujer. Una mujer bella e inteligente no es nada más que una molestia
para el resto de mujeres, así que no hay razón para la admiración genuina. Si
hay una especie de admiración, será o bien desde la misericordia (para con
ellas mismas) o será maliciosa (significando que, realmente, no la ven como
algo valioso, como haría un hombre con otro hombre, sino como una criatura
inferior en muchos aspectos, despreciable incluso, y eso hará que perdone su
apariencia perfecta, quizá incluso delire en superarla por mucho... ingenuidad
o perspicacia, depende de las circunstancias).
Adicionalmente, se ha de considerar el propósito de cada uno de los géneros: debido a su manera de extraer y procesar el beneficio, el hombre da y la mujer quita. Esto es así una norma en las especies por como se procesa el beneficio que permite la continuidad de la especie (esto es, el sexo).
La presencia de una mujer más atractiva y más capaz es un grave riesgo puesto que potencialmente rebajará tus recursos. La presencia de un hombre atractivo y más capaz, por el contrario, fomentará la abundancia.
Sin embargo, es de recordar que nadie tiene un
valor absoluto. Cada uno de nosotros es reemplazable en su rol e irreemplazable
en sus prestaciones. Un sabio entenderá y valorará la "unidad" que
son las personas a su alrededor y él mismo. Nadie debe envidiar a nadie, si no
es para coger del mundo lo que quiere para sí (enderezarse, crecer, construirse
gracias a la inspiración, ganar utilidad, ser más bravo, más glorioso). Desde luego, nunca hay que poner a nadie por encima
de otro, especialmente si uno es cercano y el otro, un mero espejismo. Los
demás son enemigos, eso es lo que hemos de aprender de las mujeres. Tú has de aferrarte a los tuyos, a un clavo ardiendo. Y si
demuestran no ser los tuyos, tíralos al río o estarías incumpliendo la primera
enmienda.
¿No es irónico? Cuánto más pretendo alejarme de
Dios, más pareciera que me aferro a él: renuncio a la tribu que me trata de
imponer y me obceco con defender la mía escogida. A mí no me va a trampear
nadie, por supuesto. Mientras yo viva, el mundo no conocerá mi honestidad (o
mientras el mundo viva...), mas no será obstáculo, sino ventaja, para alcanzar
la mí (no tan) secreta meta de amar a alguien.
Puesto que amar a alguien es la motivación
suprema... yo quiero protegerme para proteger a alguien o, más bien, proteger a
alguien para protegerme. Mataré a quién haga falta con tal de proteger mi hogar.
*
[Actualización 30.03.2024]
Me apareció un vídeo de una chica —no lo tengo a mano, por desgracia— comentando que le parecía muy curioso como muchos hombres no creían que las mujeres fueran inteligentes, pero sí maliciosas. Dijo que, claro, se sentía contradictorio porque la malicia requiere de cierta inteligencia.
Ha sido habitual referirse a la mujer como una «criatura astuta». Algunos incluso han hablado de la «incapacidad de amar» de la hembra. Bueno, si nos referimos al 'Amor' como hacen muchos cristianos, abogando por el sacrificio, claro, por supuesto alguien podría decir que la mujer, puesto que no da, sino que quita, es un ser que no se sacrifica. Lo cierto es que el hombre da aquello que no le supone un sacrificio, y es un proveedor para sus camaradas e hijos —y a veces para su mujer, aunque mira esto, puede serte interesante...
A menudo se ven malos esposos que son buenos padres, ¿pero jamás he visto un mal padre que sea buen esposo? Es curioso, puesto que uno es válido y el otro se contradice, sabe amargo, sabe extraño, irracional. Y es un sentimiento acertado: no tiene ni pies ni cabeza—.
Sí, bueno, entonces, ¿por qué la «criatura astuta» no es «inteligente»? La inteligencia es una cualidad que, como cualquier otra, debe ser apreciada [en utilidad] primero. Si te mueves en los ámbitos artísticos exclusivamente, ¿qué puedes admirar de quién se dedica a la construcción? Es obvio que todo se te hará ajeno. De la misma manera, no creo que se confíe, por ejemplo, sobre la maternidad o la moda cotidiana, asuntos muy femeninos en mis tierras españolas, en el consejo de los hombres, por muy cualificados que estén. Así mismo, cualquier ingeniero fruncirá el ceño cuando el médico le asegure que así no es como se colocan las poleas... tenga o no razón. La inteligencia es apreciada cuando aplicada a un ámbito. Y al volverse madres, esta brecha solo aumenta....
A no ser que juegues en el mismo ámbito que tu pareja, no te será fácil despertar admiración: no entiende a qué juegas, no entiende qué te diferencia del resto, no entiende tus habilidades, no entiende tu esfuerzo, tu ingenio... es la misma frustración de un puberto al ver que no le llueven las chicas por haberse pasado el juego más difícil del momento. ¡Sucio chino!
Los poetas deben casarse entre ellos, ¿quizá se entiendan?
Como escritor, ¿sabéis lo frustrante que ha sido ver como a mis parejas les daba igual mi maravilloso trabajo? Y, bueno, se quedan en shock a veces, como rubias cuando su marido ha realizado una correcta operación de trading, pero, ¿a caso entienden algo estas fulanas? No. Es una sorpresa vacía. Me he preguntado muchas veces, si es porque somos del sexo opuesto... así que me he asegurado de hacer la siguiente pregunta:
— Usted, ¿conoce a alguien con mi afición y propósito?
— No, a absolutamente nadie.
No soy tan ingenuo, lo sé una combinación de ambos factores, repetimos...: numero uno, nos encontramos a años luz en ámbitos de actuación; números dos, es un animal bobalicón.
Bueno, bueno, bueno, volviendo al tema... nunca he oído a ninguna mujer decir algo como: «los varones son inteligentes» con el rostro serio, todo lo contrario. Sin embargo, sí he oído a varones asegurar que «las mujeres son más inteligentes» —generalmente viene de quien ha sido traicionado duramente por la figura paterna o por sus camaradas; y a menudo apelando a la presunta 'empatía' y 'dulzura' que, que es la cualidad que más aprecian los machos de las hembras... por su utilidad... oh, Dios, me he vuelto a dar la maldita razón...—.
El motivo por la que le dan tanto bombo a las ofensas del varón, despreciando simultáneamente a sus amantes, es que tienen miedo de que el riesgo que asumen como hembras les pase factura, así que refunfuñan continuamente en lugar de tomar las riendas de su vida y aceptar que las cosas son como son y que no pueden cambiarse: solo pueden adaptarse. Es triste, sí, yo también sufro... pensando en que hay mujeres haciendo esta clase de vídeos, con 10 años más en la Tierra que yo y, sin embargo, ¿nunca la han pisado? ¿Eternamente presas de las circunstancias, en lugar de hábiles escultores?
Además es curioso porque, la criatura que más arriesga, a todos los niveles, es la madre. Tengo esta teoría graciosa que supone que [puesto que cariño y respeto no han de ir de la mano y la criatura que más arriesga tontamente —y por lo tanto, la más necia de todas— es la madre, puesto que inevitablemente hemos de asumir como figura materna a una madre, en casi todos los casos, para empeorarlo, biológica] crecemos con la idea de que la mujer es un ser al que no le importa perder: que es necio, inseguro e irracional. Es un hecho que hay pocas mujeres sabias en el mundo, porque si vienen de una madre, no hay mucho que esperar. Funciona igual si hablamos sobre los padres, pero la mujer es la que tiene la última palabra... en fin, putas y obreros.
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