Habitualmente nos topamos con el siguiente escenario: dos personas discuten qué es lo mejor. Se dicen de todo, llegan a las manos y hay gritos y llantos. ¿Sabes por qué? En la mayoría de casos, como cuando hablamos de los TCAs, las cosas se solucionan preguntando: ¿y para qué? ¿Por qué?
Cuando una persona nos habla de aquello a lo que le confiere valor, de aquello que supone una prioridad, siempre se trata de una visión subjetiva. Sin embargo, cuando nos hablan de cómo sería mejor llevar a cabo una tarea en específico, ahí la cosa es distinta. Aunque no hay una cosa «mejor» ni ningún escenario «perfecto» sí que hay acciones más óptimas que otras para escenarios concretos.
Por ejemplo: si quisiésemos reducir el índice de transmisión de enfermedades venéreas, tendríamos que prohibir prostíbulos e incentivar a la gente a mantener su castidad y moderación sexual. En este caso la existencia del prostíbulo es negativa.
Mas, si nuestro propósito fuere montar un prostíbulo para mejorar nuestra situación económica, entonces deberíamos considerar el prostíbulo como algo positivo.
Hablar de lo que es mejor o es peor sin definir una métrica es peligroso. Inclusive, un regente de prostíbulo podría decir que le parece que la existencia de tal es malo.
— Sin duda es malo para el alma — podría llegar a decir —, ¡pero es muy bueno para mi bolsillo! — y esas opiniones pueden coexistir.
Solo un necio le adjudicaría un valor absoluto...
Podríamos decir lo mismo de cualquier fuente de placer instantáneo y vulgar y de cualquiera que saque tajada del asunto. Como veis, este es el prostíbulo de Schrödinger y, no, no es que se vuelva malo y luego bueno de nuevo, sino que depende de qué estemos hablando y de qué mundo queramos (aquí somos deterministas).
— Yo sí creo que una mujer que folla a diestro y siniestro tiene menos valor que una mujer mesurada — dice Green en un directo.
Y, de nuevo, se pierde el propósito de la frase cuando no se evoca una métrica. ¿Mejor para qué? ¿Para ser tú mujer? En ese caso, eso es muy válido. Green goza de una relación tradicional con su esposa y ambos conviven en ese espectro de valores convencionalmente asociados al cristianismo. Podemos decir que su relación es extremadamente sana para el cuerpo y el alma y, en apariencia, es muy exitosa.
Esto funciona porque ambos se complementan adecuadamente. Green ha admitido en alguna ocasión haber tenido en el pasado, mucho más joven, alguna relación con mujeres a las que hoy en día denigra. Él habla de esto con interés didáctico, para que otros jóvenes no comentan ese «error». Pero ese es un «error» cuando uno le da esa connotación.
Me explico: uno puede considerar algo dañino solo cuando su objetivo primordial se ve afectado negativamente por su acción. Definir un objetivo primordial nos evitará dolores de cabeza, corazón y cuello.
Evidentemente, un hombre como Green, que pone a la familia y los hijos por encima de todo, no va a encontrar valor en una mujer promiscua, incluso si esa promiscuidad está enterrada en el pasado (muchas de sus consecuencias son irrevocables: podría suponer una pérdida de honor, de reputación, una exposición a un riesgo sanitario, un lidiar con conductas abrasivas...).
No obstante, si su objetivo fuere otro, su perspectiva podría ser distinta. Quizá eres un pobre diablo a la que ninguna mujer tomaría en serio; en ese caso, igual te conviene una mujer que no te tenga que tomar en serio.
Siguiendo con el señor... Green a menudo peca de hablar de las mujeres mayores que viven su sexualidad libremente de imbéciles o cae en el tópico de que «morirán solas y amargadas». Hombre o mujer, es muy probable que mueras solo si no tienes familia... y si la tienes, quizá también. Hay hogares amorosos y hogares que no tanto, por desgracia.
— Una cuarentona como tú ya no tiene valor — expresa sin reparos — ya ni pueden tener hijos — ese es el argumento principal.
El problema de hablar de manera tan absoluta respecto al valor de una mujer mayor, es que generas y promueves odio, rechazo y estereotipos que no tienen por qué cumplirse a rajatabla.
Algunas mujeres no están de acuerdo con tu lógica tradicional y viven su vida con otros estándares. O sí que han cumplido con su parte, pero no han tenido tanta «suerte» como tu mujer.
Algunas de ellas puede que no hayan tenido la suerte de encontrar un hombre afín a sus principios, si hablamos de las «cuarentonas solteronas». Por mucho que te empeñes en encontrar a la pareja ideal, entre que conoces a uno y a otro pierdes años. No siempre vas a estar pendiente de citas y hombres y, para cuando sacas hueco ya tienes muchos años encima.
La gente es complicada. Hay personas como yo que no estamos dispuestos a tragar con complicaciones, hipocresía y faltas de rigor, por lo que, algunos, como yo, caeremos, probable y trágicamente, en esa categoría de dueños de gato tarde o temprano. Yo, por ejemplo, descartaría a Green de inmediato por estas falacias. Critica a muchas personas sin conocer nada de ellas, solo por la perspectiva tradicional que carga.
Le entiendo porque, ¿por qué no obrarían todos como él? ¡Si es lo correcto! Claro, claro, ¿para qué? ¿Para tu visión ideal del mundo? No tenemos por qué contribuir a tu mundo ideal. Pero estoy de acuerdo en que hay unos pasos determinados para llegar a ese mundo determinado que deseas. Algunos obstaculizan (son esas «solteronas amargadas», esos «sojas sin huevos» y esos «pajeros»). Joder, ¡si es que estoy de acuerdo! ¡Tan solo no es una ejecución inmaculada!
Muchos hablan del valor biológico de una mujer de cuarenta, pero es que ni siquiera quieren tener hijos. Y no hablo de los veinteañeros que critican a las maduras, puesto que ellos tienen un mercado de compañía joven... a mí lo que me escandalizan son los hombres de cuarenta para arriba que buscan valor en las jóvenes, incluso en menores, que viven prendados de esa «cantidad de óvulos aún fértil» que jamás querrían fecundar. Hombres que no quieren tener hijos criticando a hembras que ahora tendrían dificultades para dárselos.
Me parece absurdo. Podrían hablar del atractivo de las hembras jóvenes y maduras y, de nuevo, aunque puedes encontrar buena compañía en la mujer más bella y lozana del mundo, lo cierto es que las probabilidades de encontrar un alma afín contigo son escasas si tu rango es el mercado completo... no quiero ser yo quien te desanime, pero igual te saldrán arrugas a ti también para cuando hayas siquiera rozado la amistad con el sexo opuesto.
El valor de una persona no está condicionado de forma absoluta por su juventud ni sus atributos sexuales, a no ser que tu objetivo sea, por supuesto, el de una familia tradicional; en cuyo caso, claro, tu prioridad ha de ser la calidad y cantidad de crías que te puedan dar.
Si lo que buscas es una compañía verdadera, un amor verdadero que te llene el alma... no puedes darle un valor absoluto a eso. Te vas a tropezar cuando veas que esas muchas no te entienden y que patalean. Las mayores también, pero de nuevo, no busques compañía condicionado por agentes inexorables, te harás trampa...
Luego podríamos comentar también que el atractivo sexual no es algo absoluto y que siempre hay un roto para un descosido, ya sabéis. ¡Yo eso lo sé bien, que soy humano!
Por supuesto, estoy hablando solo de la edad y de la fertilidad, que no son acciones personales y voluntarias, sino condición que irremediablemente llega. Si he de tirar la primera piedra, diría, que no podría casarme con una persona promiscua o malhablada, tenga la edad que tenga.
Green y Maricel, una chica que apareció en escena defendiendo sus ideales tradicionales, han estado tildando a Roma Gallardo de «progre» porque está de acuerdo con la promiscuidad y la libre expresión del deseo. En esta categoría de «progre aunque no hembrista/simp», entraría también Sergio el Tío Blanco Hetero.
Sí, estoy de acuerdo con que tanto Roma como Sergio son de izquierdas en el sentido moral-sexual. No puedo decir que lo que piensan está mal, porque no contradice ninguna de las ideas planteadas. Eso sí, hay que hablar con ceño. Hace poco en Twitch permitieron la exposición de (casi) desnudos y Sergio lo aplaudió vehementemente. A Green supongo que esta noticia le ha llevado las manos a la cabeza — a mí también, que decir —, pero a Sergio le ha encantado y, según él: «las que no lo hacen y critican solo tienen envidia de que haya chicas guapas enseñando las tetas».
Por la influencia que tiene Sergio, que suele tener mucha razón en lo que dice, muchos de sus oyentes empezaron a expresar su connivencia con él.
Aquí dos cosas a las que hemos de prestar suma atención: la primera es que por mucho que se dé la casualidad de que muchas ideas correctas se aúnen en una persona, eso no quiere decir que siempre vaya a tener rigor en sus pensamientos [como hemos disertado ampliamente con anterioridad, mantener un orden lógico en los pensamientos no es algo natural y por lo tanto muchas personas cometen errores; en este caso, resulta que por muchas buenas ideas que tenga Sergio, esto ha sido una patinada terrible para defender su pasión por las «streamers tetudas»] y la segunda es que el efecto del fanatismo modifica fácilmente las opiniones de la audiencia [quizá algunas de las personas, de pararlas antes por la calle no hubieren respondido así pero, tras escuchar a su ídolo Sergio, siempre tan bien hablado y tan en lo correcto, creen que es mejor acercarse a la opinión de Sergio que separarse].
Lo he visto muy a menudo, incluso en personas que conozco. Es una debilidad muy triste, porque no son personas: son loritos. Hay pocas personas en el mundo.
Supongo que la esposa de Sergio, Fernanda, está muy de acuerdo con que Sergio hable del onanismo que practicaría con esas streamers si no fuere por su acceso a contenido diverso en Internet. Sergio tiene 35 años y a esa edad dice que las personas en desacuerdo con estas nuevas políticas de libertinaje son monjas envidiosas o sojas sin huevos.
¿Qué veis? Veis mi evidente desacuerdo con esta cada vez más difícil separación entre el contenido no sexual y el sexual y también veis que estoy en desacuerdo con la crítica «a los puritanos» de Sergio. Pero no digo que Sergio sea estúpido por estar de acuerdo con los desnudos en plataformas no pornográficas, sino que me parece que simplemente tuvo varios comentarios desafortunados seguidos. La posición de Sergio es válida, como cualquier otra, pero la ejecución argumental y la defensa han sido lamentables.
No puedo decir que la política de Twitch sea mala per se, pero sí puedo decir que no es un paso adelante respecto al mundo en el que yo querría vivir. Opinión personal, claro, y opinión que pienso buscar en mi pareja y mis amigos, que son los únicos que han de coincidir conmigo...
Sergio dice muchas palabrotas, algunas bastante ridículas a modo de latiguillo.
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