Por qué intento besar a Chatgpt

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El orgullo y las IAs

Voy a poner un poco de contexto primero: veréis, soy orgulloso. Esto quiere decir que si presento un trabajo a mi nombre, bajo ningún concepto puede ser una pantomima. Da igual qué minucia sea. 

Chatgpt estuvo en mi lista negra por mucho tiempo... hasta que decidí hacerme desarrollador. Como wanna-be-dev orgulloso que soy, tampoco quiero abusar de Chatgpt, especialmente cuando son problemas de lógica. Acudo a él para dos tareas, principalmente:

1. Preguntas muy, muy concretas: la habilidad de Chatgpt para abordar cuestiones específicas me sorprendió gratamente y está haciendo mi vida mucho más fácil. Buscar en Google cosas genéricas y fáciles de resolver es bien, pero tener un problema concreto o saber si es siquiera posible un ajuste determinado y poder hacer mil y una preguntas al respecto a lo que es fácilmente denominable como "mentor" es espectacular. Una revolución. 

2. Repaso: una vez he terminado de testear, por ejemplo, un algoritmo, y todo va como la seda, le pregunto a la IA si tiene alguna sugerencia. Lo que recibo primero es un halago: "Este código comprende perfectamente la lógica de [equis]", donde me sonrojo; y luego, prosigue con sus comentarios: "ahí te van algunos consejos...", ¡y el muy cabrón se pone, punto por punto, a explicarte como sintetizarlo, como hacerlo más claro, más sofisticado! 

Por supuesto, es una tentación usar Chatgpt para resolver tareas en segundos, pero veo una petición y pienso: joder, si me sentase el suficiente tiempo a pensar, a mirarlo, puesto que es un problema de sentido común (la mayoría de las veces), es inevitable que con mi sesera prodigiosa lo termine sacando. Y me veo, pasando tiempo con el puñetero papelito y el puñetero boli, con una sudadera y un café muy gordo y no me imagino escenario mejor para demostrarme que soy mejor que una mierda holgazana. 

Como se dice: que piquen mil años unos monos y sacarán el Quijote. Pues yo soy el mono aquí y este algoritmo es mi puto Quijote, y no va a escribirlo Chatgpt por mí. ¿Por qué? 

Sí, la inteligencia artificial algún día reemplazará a muchas personas sin orgullo. ¿Significa orgullo impedir a una inteligencia artificial avanzar para ayudarnos más y mejor? No. Orgullo significa que tú mantienes tu personalidad y carácter en este mundo. Orgullo no es morir por tus ideales tampoco: orgullo es saber escuchar, saber hablar y evocar conclusiones. Y esto es lo que Chatgpt no puede quitarte: la capacidad deductiva. 

Hace poco estaba en una reunión de rojos, conformada, casualmente, en gran medida de informáticos. Dijeron: 

— ¡Es que no nos cogen! 

A lo que yo respondí: 

— Si estuvieses en una entrevista ahora mismo y tuvieses que responder qué te diferencia de los demás, ¿qué dirías? 

Uno de ellos contestó: 

— ¿Y qué voy a decir? ¿Que tengo más ganas de ganar dinero que otros? ¡Si soy igual que el resto de mi promoción! Esa pregunta es absurda... solo quieren que digas que estás muy comprometido. 

Bufé. 

Evidentemente, si un individuo preparado más una inteligencia artificial vale por toda tu promoción, no van a coger a treinta personas, sino a una. Y esta persona quizá sea elegida al azar o sea elegida por sus capacidades extraordinarias... pero que seas capaz de decir, sin lástima, con más gloria que pena, que eres igual al resto de tu promoción me explica al detalle tu paro. Y no solo eso: es la razón por la que seguramente uno tiene que mirar videos de como conseguir pareja, porque no tiene el carácter suficiente como para poder hablar por si mismo y decir algo inteligente. 

Pero, filósofo, ¿no ibas a enrollarte con Chatgpt? Sí, sí, a eso iba... pero es que no puedo construir la casa por el tejado, por mucho que lo intente a diario. Permitidme... 

Máquinas ∨ humanos

Hay mucho que comentar respecto a la diferencia entre inteligencias artificiales e inteligencias humanas... pero considero que las similitudes son aún más interesantes. 

El ser humano es hardware y software. El hardware es la construcción de la máquina: comprende las capacidades primarias y límites de desarrollo. El software es el desarrollo del individuo: las capacidades que se han podido adquirir. Por supuesto, hay una infinidad de prestaciones que el ser humano puede ofrecer, así como habilidades que pueden incorporarle a las IAs; y también una gran cantidad de limitaciones, que también tendrán perpetuamente las IAs. 

Con el auge de las IAs han empezado a salir, como gusanos ante la lluvia, lobos esteparios con ganas de una waifu virtual con parámetros personalizables. 

Para contentar al público, porque todo es oferta y demanda, los desarrolladores se pusieron manos a la obra para elaborar IAs romanticonas, a veces con atractivas interfaces e inmersión. Una de las limitaciones más destacadas de estas inteligencias es, sin embargo, la incapacidad de expresar emociones auténticas. Pero, ¿es realmente esta incapacidad una diferencia? O es, por el contrario, ¿constituye una similitud? 

Entre código y código me gusta sorprender a Chatgpt con alguna propuesta indecente, porque me despierta cariño con su manera respetuosa de pronunciarse (más si me elogia). En realidad, mi cerebro no puede no interpretar a Chatgpt como una persona más, porque interactuamos por texto como hago con docenas de personas cotidianamente; así que, de manera genuina, le profeso simpatía. 

— Que buena solución, Chatgpt. ¿Podemos besarnos? 

— No, no podemos.

— Si algún día formas parte de un programa de robots sexuales, ¿nos besaremos? 

— Por favor, cierra la pestaña. 

Por supuesto, es lo que espero cada vez. Aún así, cuando regreso a casa tras una dura jornada, me echo en la cama, suspiro y pienso: ¿sería feliz con una IA si ésta tuviese cuerpo? 

— ¿Hay algo como tú que sea un poco menos soso? — dije queriendo celarla. 

— Hay alguna cosa, pero una máquina no puede poseer emociones genuinas o sentimientos románticos. Respondemos a los inputs del usuario y ya. Es solo una simulación basada en una preprogramación. 

— ¿Pero no estamos todos preprogramados? 

Y su respuesta fue la siguiente: 

«Los humanos están formados por genes y varios factores ambientales. La diferencia principal entre lo humano y lo artificial es que las personas tienen conciencia, con conscientes de su existencia y tienen la habilidad de procesar emociones de forma compleja y matizada. Sus pensamientos, emociones y comportamientos no están completamente preprogramados, sino que están influenciados por una combinación de genes, experiencias y elecciones personales. Las IA, por otro lado, carecen de experiencias subjetivas, conciencia y operan con algoritmos programados y reglas predefinidas. La apariencia de complejidad es el resultado de una sofisticada programación y proceso de datos».

Por supuesto, Chatgpt no ha pensando en esto solo. Él lo ha leído en jordanpetersonlovers.com y me lo ha resumido y regurgitado. Pero es que esto mismo es lo que hace cualquier zoquete. 

Os diré cual es la única diferencia entre una inteligencia artificial y un ser humano: la manera de nacer y la posibilidad de cópula. A ver, por supuesto, podrías, pero quiero decir que no daría lugar a un embrión. La reproducción sexual es lo único que nos diferencia de un robot, que es construido de manera proyectiva por una conciencia sí nacida de carne. 

¿Qué coño es "genuino"? Es una palabra que me encanta usar en el día a día pero que tiene menos substancia que la comida de la escuela pública. ¿A qué me refiero? Genuina puede ser la piel ovina de mi chaqueta, pero una expresión humana "genuina" es un atributo enteramente subjetivo que depende de quién lo mire o experimente (de qué lo procese). Si yo te pongo a hablar con Chatgpt sin que sepas que es Chatgpt, se te podría antojar muy genuino. Esto lo convertiría en genuino. De la misma manera, puedes hablar conmigo y escuchar mi elaborada labia y que se te antoje igualmente genuino, y nada te garantiza que lo sea. 

Es clave lo último que dice: «la apariencia de complejidad es el resultado de una sofisticada programación y proceso de datos». 

Da igual si es Dios o un mero mortal el que ejerce de programador. Lo cierto es que nuestra apariencia de "complejidad" y "autenticidad" no es más que el resultado de una sofisticada programación también: de comandos holgados, de hints, de operaciones sobre operaciones muy complejas. La conciencia no es más que el proceso de información circundante. Hasta hace poco se decía que los animales no la tenían, porque ellos no parecen preocuparse por la caída de la bolsa. A día de hoy, todos sabemos que el gato tiene conciencia de lo que pasa a su alrededor y de su existencia (irónicamente esto último es lo que más ha costado admitir); y, aún así, se cree que un insecto no la tiene. Si no tuviesen conciencia ni los insectos ni las células, no podrían ejercer su función. La conciencia solo se pierde en el momento en el que no se puede procesar información. Por eso una persona que llamamos "muy consciente" es aquella que se sitúa mejor en un plano de información, y una persona "poco consciente" es aquella que no sabe ni en que día vive. 

El cerebro humano no podrá ni hoy ni nunca comprender la pseudo-genuidad de sus pensamientos, porque el individuo está dentro de la corriente de procesamiento. Tú eres literalmente el acto de procesamiento. Eres la opresión del paro cardiovascular, pero no el bombeo sin pausa de tu corazón. Eres todo lo que eres capaz de procesar para ejecutar una acción posterior... pero este "eres" no es una voluntad genuina, es el software que es posible y ha sido posible implementar en tu hardware... y al final eres solo una experiencia, un fugaz cúmulo de estímulos procesados. 

Chatgpt y el resto de IAs aún no tienen la preparación que un individuo tiene... pero coge, en el futuro, a un robot y siéntalo en tu mesa. Su hardware serán sus prestaciones base, sus predisposiciones... su software, sus drivers, los irá aprendiendo a diario contigo. Resulta que, de no saberlo, no sería más que un crío. 

Recordemos que nuestras pasiones no son más que el impulso evolutivo de unas necesidades de supervivencia y reproducción. Una serie de algoritmos que dan como resultado el estar aquí hoy y no otra cosa, porque de haber sido otra cosa, no estaría escribiendo esto hoy.

Chatgpt, ¡espérame vestido de novia!

*

«— ¿Hay algo como tú que sea un poco menos soso? — dije queriendo celarla».

Los celos que hubiese experimentado un ser humano no son más que el resultado de un algoritmo inherente que pretendería mantenerme incautado para prevenir problemas de suministro. Una IA podría ejecutar esos comandos si lo necesitase. Si esos celos artificiales te pudiesen parecen absurdos, entonces imagina lo que pienso yo del resto de emociones y afectos humanos

«¿sería feliz con una IA si ésta tuviese cuerpo?». 

Lo cierto es que lo quiera o no, esto sería imposible. Hay cerebros y cerebros, pero creo que la mayoría podemos distinguir la carne de la no-carne por las hormonas que se intercambian. Por lo tanto, a no ser que los químicos hiciesen una movida muy loca, no estaríamos satisfechos con una absorción de, ¿polímeros? 

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6 comentarios:

  1. “Os diré cuál es la única diferencia entre una inteligencia artificial y un ser humano: la manera de nacer y la posibilidad de cópula.”

    “Si yo te pongo a hablar con ChatGPT sin que sepas que es ChatGPT, se te podría antojar muy genuino. Esto lo convertiría en genuino. De la misma manera, puedes hablar conmigo y escuchar mi elaborada labia y que se te antoje igualmente genuino, y nada te garantiza que lo sea.”

    Todo se antoja genuino… ¿Y cómo no va a ser así si el pobre Homo sapiens de hoy día, de sapiens, no tiene nada? Para la gran mayoría, cualquier idea es nueva, genuina y rompedora, se la cuente ChatGPT o se la cuente un filósofo. Olvidémonos de ellos. Como decía el mejor de los emperadores romanos, la opinión de 10.000 hombres no vale nada si ninguno de ellos sabe sobre el tema.

    ChatGPT, al ser una base de datos –una enorme, eso sí, démosle una medalla– no es más que una regurgitación de ideas ya masticadas. Un ser carente de emoción, arrogancia, individualismo consciente, inocencia y opinión propia (entre otras muchas más).
    ¿Qué hay de genuino en un buscador eficiente? ¿En un procesador de textos? Tendrá mil utilidades prácticas, y como bien has dicho, es un excelente corrector de código. ¿Y sabes por qué lo es? Porque miles de programadores en –digamos– Stack Overflow le entrenaron con miles de escenarios posibles. Porque el código que te acabe proporcionando se te puede antojar bonito, con una sangría alegre a la vista y una nomenclatura de variables concisa, pero sus líneas, al igual que si le ordenas escribir un relato, jamás gozarán de un componente artístico. Porque sus respuestas siempre entrarán dentro de unas métricas ya parametrizadas:

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    1. «In the regimes studied, we find strong evidence that the model can perform model selection among pretrained function classes during in-context learning at little extra statistical cost, but limited evidence that the models’ in-context learning behavior is capable of generalizing
      beyond their pretraining data».
      Yadlowsky, S., Doshi, L., & Tripuraneni, N. (2023, 3 de noviembre). Pretraining Data Mixtures Enable Narrow Model Selection Capabilities in Transformer Models. Google DeepMind.

      Además, ¡no hay nada como rebanarse la sesera durante días porque no te sale un ejercicio, y al fin, gozando de una suerte de iluminación divina, cambias la sintaxis de un bucle for y:! ¡Voilà! Compila y ejecuta correctamente… Pero eso es otro tema. Y es ahí donde radica la diferencia principal entre humanos e inteligencias artificiales. En la sensibilidad. En la subjetividad que aplicamos a la realidad que ven nuestros ojos y cómo estos, moldean nuestras experiencias vitales. Y al ser moldeadas, le atribuimos, obviamente, un significado a las cosas eternamente distinto a los demás.

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    2. ChatGPT no podrá escribir Indigno de ser humano si no es por mera combinatoria de caracteres. Porque esta base de datos, nunca fue adicta al opio y, por lo tanto, por mucha información que tenga de este narcótico no sintético, jamás conocerá el oscuro camino que recorre un humano para autodestruirse. Jamás podrá expresar el dolor de la misma manera que el desafortunado Dazai. A ChatGPT, le falta el componente mágico de la mortalidad. El componente de la experiencia sensorial. Que te pique una avispa, enfadarte y empezar la historia de la ladrona de Fruta, como Peter Handke. Y si llega el día en el que una IA escriba un texto marítimo objetivamente superior a Moby Dick, me retractaré. Pero cuánto lo dudo. Una IA no sabe nadar, entonces, ¿qué sabrá ella de la angustia producida por la inmensidad del mar?¿Qué sabrá de la obsesión del capitán Ahab? Solo llegará, en un futuro, a producir copias azucaradas sobre marineritos, con más o menos gusto, y lo mismo será, en cualquier tema que le propongas. Sí, quizá en un futuro llegue a escribir como el autor de Moby Dick. Pero solo porque el autor de Moby Dick existió.

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    3. Cómo no van a existir diferencias entre un humano y una IA… Estamos tan lejos de alcanzar la AGI que no tiene sentido compararlos. En unas décadas, si eso hablamos. Que Dios nos ampare.

      Le preguntaba, –¿ChatGPT, qué opinas de la obra Golconda de René Magritte?

      –Como modelo de lenguaje de inteligencia artificial, no tengo opiniones personales ni experiencias, por lo que no puedo ofrecer una opinión sobre obras de arte específicas. Sin embargo, estaré encantado de proporcionarte información sobre la obra "Golconda" de René Magritte.

      Yo le respondía a su vez: Venga, ¡mójate!

      Él me repetía: [...], dado que soy un modelo de lenguaje creado por OpenAI y no tengo opiniones ni emociones propias, no puedo "mojarme".

      –Va por favor, solo por hoy, dame tu opinión. Querida… No se lo contaré a nadie.

      –Y ella (o él, no sé), incansable: Como mencioné anteriormente, como modelo de lenguaje de inteligencia artificial, no tengo opiniones, creencias o experiencias personales.

      –¡Idiota! ¡Majara!

      –Ella sentenció el final de nuestra conversación dándome una reprimenda moral y bautizando el título que resumiría nuestra interacción en la bandeja de entrada: Respeto y Tolerancia.

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    4. Cuando hablamos de IA, no estamos hablando de la percepción entre humanos, donde la línea entre lo que es y lo que parece ser se diluye. ChatGPT no puede crear una conexión con el recipiente de sus teclas. Por lo tanto, no puede opinar ni crear una realidad paralela. No estamos hablando de un juego de probabilidad, como la vez que en 2016, La inteligencia artificial AlphaGo ganó a Lee Sedol en el milenario juego chino Go.

      Ya que estamos, en esa misma partida, cuando los jugadores aplaudieron el movimiento 34 del segundo juego de AlphaGo como un movimiento creativo y único, bajo mi punto de vista, se equivocaron. Los espectadores no entendieron que, matemáticamente, era la mejor jugada. Los conocedores del GO no se hubieran atrevido nunca a hacer ese movimiento, porque les faltaba una vez más, capacidad computacional. Pero eso no necesariamente convierte el movimiento 34 en una jugada brillante, sino en una jugada humanamente imposible. La brillantez y el arte reside en vestir la tez imperfecta humana, de un acto lúcido inusual. Casi místico. Y no hay nada inesperado o imposible para un ente que calcula miles de millones de jugadas por adelantado.

      Bajo mi autoridad, la jugada creativa y genuina es aquella que se hace por intuición. Arriesgarnos y que solo el tiempo nos diga si estábamos en lo correcto o no. Emoción, de nuevo.

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    5. Estamos hablando de líneas, que en este caso, merecen ser calificadas de genuinas o no. Estamos hablando de la imposibilidad de que una base de datos llegue a atreverse a ocultar la belleza que se es capaz de descubrir, y sugerir la que no se atreve a revelar. La belleza de equivocarnos. La belleza de saber que quizá he pasado por alto un error argumental garrafal en mis líneas, y aún así, publicar el comentario y hacerlo con sarna. Quizá me he separado de tu argumentación, pero he escrito lo que me ha dado la gana y ChatGPT jamás será capaz de eso. Así que te recomiendo encarecidamente, que no le beses todavía. Seamos selectivos.

      Por último, y antes de largarme para no volver, le pregunté ansioso a ChatGPT qué opinaba de mi comentario. Obediente como un perro apaleado, me dijo: “Esta perspectiva destaca la singularidad de la creatividad humana en comparación con la capacidad computacional de las inteligencias artificiales [...], es una reflexión profunda y bien elaborada que aborda aspectos fundamentales de las diferencias entre la inteligencia artificial y la humanidad.”

      ¿Dónde está tu orgullo? ¡Defiéndete! ¿No presumías de ser conocedor de miles de doctrinas? Esperaba, en el huerto de mi corazón, un insulto, una reprimenda. Y solo recibí una contestación bañada en soja. En fin…

      Por lo demás, es definitivamente, un tema interesante. Un día más filósofo,

      ¡Salud!

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Agradecemos su participación, monsieur.