Hoy hablaré del último vídeo de Daniel (ya sabéis qué Daniel), respecto a las menores de edad pajeándose para complacer a un enfermo de cáncer... ¿o para complacerse a si mismas? Este es mi take en menores de edad y los triggers de muchos.
El vídeo habla de un hombre que se ha dedicado a fingir de la forma menos cuidada un cáncer terminal de páncreas. Entonces tenemos a un individuo «enfermo» que se dedicaba a solicitar material sexual de menores edad que supuestamente caían en «manipulaciones» y «engaños».
¿Qué pasaría si substituyésemos manipulaciones y engaños por escenarios morbosos? Lo que realmente tendríamos es un individuo que ha planteado un escenario fantasioso: un hombre moribundo pone a una joven carnosa para que le moje la cama como uno de sus últimos deseos, de sus deseos más hondos y animales. La joven, en este caso, puede usar el cuerpo del hombre como guste, y ser cómo sea, como le plazca, porque los registros se borrarán, como si la guadaña fuese alcohol, por toda la eternidad... la joven consuma el acto, directo o indirecto, material o mental, con audacia... mientras siente lástima y se siente un destello atractivo, más cercano al nacimiento que a la muerte.
En la confusión de la joven no diría que yace una mentira vil, sino piadosa. Lo cruel fuere el acto sexual, si lo queréis tomar así, y ese acto no es forzado, sino inducido. Pero la inducción no es, repito, a gatillo, sino a emoción. Y es la emoción de tomar a un muerto. Es casi necrofilia, pero sin los gusanos. Es estimular la imaginación de la muchacha, haciéndola protagonista de un evento maravilloso y caliente. Ella [digo ella, aunque fueron varias] envía el vídeo envuelta por las sensaciones de lástima, tragedia, compasión y libido.
Ella, ¡a esa edad!, busca demostrarse como mujer a un muerto. Habla con un muerto. Se lo follará y lo abandonará a morir en su mugrienta tumba, ¡y olvidará el tacto del moho, desdeñosa! Pero rápido, la verdad sale a la luz: ha tenido la verdad y la verdad, y esto no es una falla en la escritura... ha tenido la verdad para cumplir sus deseos y la verdad de que el hombre no está enfermo, así que puede seguir su camino indignada, como la mujer que es, sin hacerse cargo de sus fantasías, sin ver el lado bueno, ¡viviendo el engaño...! ¡cuando no cambia el placer hasta que te percatas...! Entonces el problema no es el engaño, es no poder seguir en el engaño... como buen humano, quiso seguir en la fantasía y «todo tiempo pasado fue mejor».
Si estas mujeres leyesen este post, se masturbarían recordándolo y se les desvanecerían las penas. Pero así como son sensibles a la fantasía sexual son sensibles a la fantasía de víctimas. ¡Oh, sensaciones! ¡La pérdida del Hombre!
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