Entender la historia

Mi profesora de historia en bachiller solía enfatizar que «la razón por la que no se avanza como sociedad es que no se entiende la historia». Yo, claro, no sabía lo que sé ahora, pero no hacen falta inputs en este caso. 

— Maestra, la gente no quiere aplicar ciertas conclusiones → por supuesto, hoy en día diría «no puede», puesto qué, ¿cómo sería posible para el Hombre dejar de ser Hombre

Para entender al Hombre no debe uno hurgar la historia. ¿Por qué? En la historia no hay datos físicos, solo aparentes. Es decir, se estudia una trayectoria, pero no qué es lo que está dentro de la trayectoria. No se habla del Hombre, sino de la acción humana. 

Uno confunde, pues, románticamente, que el hombre es lo que hace, pero nada que ver: el hombre es lo que es, lo que está diseñado para hacer. Entonces, el hombre no es comunista: es un animal que vive mejor bien (como todo ser) y ahorrando energía (en la vagancia), que tiene que comer y, contrario a la creencia popular, no está programado para comer o reproducirse lo máximo posible, pero, siguiendo el ejemplo, los que más se reproduzcan serán los más abundantes en las siguientes generaciones. 

El hombre no es un animal que busca reproducirse mucho, sino un animal que si se reproduce mucho, tendrá más congéneres promiscuos. El hombre es, pues, una bola de masa que se divide en la medida de su programación y posibilidades, y en la medida de programación y posibilidades de sus predecesores. 

¿Es entender la historia realmente comprender cómo se han movido estas albóndigas cachondas o es mejor entender por qué estas albóndigas han resultado moverse como se mueven? Yo ya he dicho lo que pienso. 

La observación de la historia es un ejercicio, del que la historia es el enunciado, pero la operación se realiza con ciencias materiales. Tomamos un evento histórico e hipotetizamos desde la materia. «Porque pudo ser, aunque pudieron ser otras cosas», debe ser la última línea, la línea de rigor. O la única, en caso de que queramos ser exactos sin entrar en detalles. Lo suyo es hablar con propiedad. Más vale calidad que cantidad. 

Que no os den gato por axioma. O axioma por liebre. ¿Cómo era?

Mientras aún me aturdían reflexiones inmaduras, cateaba la asignatura de Historia magistralmente. Llegaba sin entender de qué me estaban pidiendo la opinión (mala broma) ya que me importaba un pimiento qué coño fue Felipe I. Así, imposible hincar los codos. Me dediqué a darle a la zaza en horas lectivas, escribiendo poemas encima de Camille Saint-Saëns, pero nunca con una camiseta de Nirvana. Dejaba la libreta y volvía al libro: «uno debe evitar la locuacidad pues conduce a la franqueza», volvía a la libreta y arrancaba la hoja, avergonzado. 

«No entiendo qué está pasando...
       los partidos siempre han sido corruptos...
           yo solo quiero que me ame una persona...
               pero la persona que "amo" y que "me ama"
                    no es inteligente...» 

No es problema que mi media de bachillerato sea la más penosa de mi promoción, porque lo verdaderamente importante es que si me siento contigo te voy a ganar. Veo que te sabes de pe a pa qué sucedió en aquella remota revolución socialista, sí... pero resulta que, sin saber nada de eventos, sé todo de esencias. Por eso, aunque no me creas en la hora del debate, porque tus límites neuronales son unos, aunque tu léxico sea tan rico, todo quedará demostrado el día en que me veas viejo y feliz en mi desencanto privilegiado y tú aún te preguntes: ¿qué hago mal?

En aquellos tiempos reté a la más "sabionda" de la materia, la típica que va con sudaderas de la primera letra del abecedario (no sé si lo prefiero a la décima) y habla en tono solemne, pero todo está hueco. Es como una pulsera de cobre bañada en oro: inútil, efímero, momentáneo, para contentar el paladar del ingenuo. Como arqueaba la ceja de forma muy evidente, y más cuando veía sus calificaciones, decidí, unas semanas después de que terminase el curso, proponerle un debate. 

— Te convoco a tal hora en tal sitio con propósito de discutir sobre tus sudaderas de As. Te vas a cagar. 

No recibí respuesta ninguna. Hablé con personas cercanas a ella, tampoco tuve éxito. Tiré la toalla. Años más tarde, tuve el privilegio de parlar con un camarada suyo. La experiencia fue tan traumática que agradecí poder afrontarla con unos años más de madurez, porque se me hubiesen saltado las lágrimas en la adolescencia. No tuve éxito, pero, repito: años más tarde, cuando fracases estrepitosamente en todo —sí, zorra, te estoy viendo a los ojos, zorra— te percatarás de que mis cimientos siempre fueron sólidos y certeros. A fin de cuentas, soy un lógico sin patria ni corazón. 

La innombrable causa de los TCAs

La raíz de los TCAs 


Hoy estaba viendo una entrevista a una actriz mexicana, Anahí, donde se sinceraba respecto al acoso escolar, sus TCAs adolescentes y baja autoestima. Comentaba la gran presión para lucir más delgada desde sus tiernos 14, para poder protagonizar una serie de estas. Tuvo, según dice, que restringir su dieta a límites de pesadilla. 

Hace unos meses conocí a un chico (seamos inclusivos) que tuvo esas mismas conductas cuando adolescente. Dijo que su pareja de entonces también hubo pasado por una anorexia, estando al borde de la muerte alguna vez. 

Así como le dije a la cara, dejo escrito: 

— No lo entiendo. 

Y no digo que no entienda lo que ha pasado, porque lo entiendo mejor que ellos... lo que escapa a mi comprensión es que haya gente rondando el mundo imposibilitada para sentarse un momento y decidir a dónde quiere llegara y cómo puede hacerlo. Énfasis en dónde está el QUIERE y dónde está el PUEDE, porque NO son intercambiables. No hay tal cosa como un «puedo llegar ahí y quiero hacerlo así» o, peor, un «quiero llegar ahí y quiero hacerlo así». 

— ¿Y en qué pensabais cuando os matabais de hambre? 

— No lo tengo muy claro por mi parte... sé que ella se sentía gorda incluso en los huesos.

El objetivo de todo ser humano debe ser amplificar sus competencias físicas y mentales al máximo. Uno de los dos sectores como poco. Esto, desde luego, no se consigue muriendo de hambre, sino seleccionando alimentos de buena calidad, densos y ejercitándose a diario. ¿Alguien ha visto jamás un buen cuerpo huesudo? Mira: solo una mujer puede librarse, porque la mujer puede ser cualquier cosa. Aún con eso, algunos apreciamos más la potencia y la actitud.

Lo primero en cuanto se observa una conducta debe ser analizar a dónde te lleva esa conducta y entonces sabremos su motivo real → definición de la personalidad y del móvil.

Dado que el sujeto alega querer aumentar su atractivo, pero muriéndose de hambre esto no tiene sentido, hemos de desechar esa teoría. Por mucho que el paciente este convencido de que sabe por qué lo hace, por algo es paciente: porque es defectuoso. El verdadero objetivo en este caso es la autolesión. 

Parecería que la autolesión es un daño colateral, pero es lo perseguido, porque es lo que se vuelve efectivo. Se odian... creen que son horribles (lo son, mas sobre todo por dentro) y que no merecen vivir. Selección natural si fallecen. Una persona con TCA de infraconsumo busca, por encima de lo demás, acabar con su vida, aunque lo niegue. Se ha rendido. 

Las circunstancias de su personalidad son: 
  • Ansiedad → no atajan problemas, solo se estresan. Libera una bárbara cantidad de cortisol al mínimo estímulo, lo que produce hipersensibilidad emocional (especialmente en lo social, la parte más incontrolable de la vida de un individuo) y conductas autodestructivas. 
  • Desorientación/delirio → una incapacidad a nivel hardware para atender a la realidad de los problemas en sus múltiples dimensiones. De ahí que confundan la «autodestrucción del organismo» con «búsqueda de perfección». 
  • Irresponsabilidad y victimización → son gente que no puede cuidar de sí misma. No saben hacerse cargo de sus propias vidas y le echarán la culpa a un supuesto entorno desfavorable del que solo ellos son victimas eternas. No tienen orgullo para arrostrar adversidades. 
  • Bajo CI → no, no hay nadie inteligente con  TCAs. Una persona inteligente es astuta y sabe a dónde QUIERE llegar y CÓMO hacerlo; o, como mínimo, conoce las CONSECUENCIAS de sus acciones presentes.
  • Burda pereza → capaces de matarse de hambre (inacción) con tal de no salir a correr (acción).
Propensos al socialismo, el tabaco, el veganismo, la cerveza y el feminismo. 

Gente límite, caballeros. Os recomiendo encarecidamente fortalecer vuestra impermeabilidad ante las idas de olla si queréis darle la mano a alguno de los miembros del club. Quien se hace eso a sí mismo sin darse argumentos racionales, no puede vincularse de forma real con los demás. 

El multiparadigmático «por qué»

«El filósofo no debe hablar del por qué de las cosas, solo de las cosas» — A. Schopenhauer.

Hablo de esto hoy porque tuve un flashback a cuando asistí a la Universidad Autónoma de Barcelona. Allí me dijeron que no todo podía ser explicado mediante átomos porque las cosas tienen más de una dimensión. Por ejemplo, hoy bostecé sin parar en clase de informática porque estaban dando una charla coñazo. Profe, perdóname, pero este contenido es demasiado genérico. Me pregunté lo que todos nos preguntamos cuando el gesto no cesa: ¿cuál es el motivo por el cual existe siquiera el bostezo? 

Y si buscas respuestas tendrás que se produce debido a unos procesos fisiológicos equis pero que también posee potencial social. Por supuesto, lo segundo tiende a ser una especulación. Los fenómenos sociales no son una causa en sí sino una apariencia. Es decir: podría ser que unos determinados genes inútiles provoquen el bostezo y se hayan extendido porque vino desde los orígenes remotos y no se ha visto afectado con el paso de las generaciones... ¡y sin embargo recibirá una significación por parte de algun obtuso sociólogo! Lo cierto es que la respuesta material de los procesos fisiológicos responde a qué está sucediendo y no a un por qué, pero, ¿qué vino antes? ¿El huevo o la gallina? De ahí la frase de Schopenhauer. Si el por qué último no puede ser hallado (por lógica esto es así), eso significa que no hay motivo para hallar un pequeño por qué incompleto y sesgado.

Las respuestas pueden ser materiales o "fenoménicas"/"aparentes" (no sé me ocurren mejores etiquetas, ayúdenme) y es ahí donde yace el error del profesor de la UAB: decir que no todo puede ser explicado materialmente (interacción atómica) porque los fenomenos sociales van más allá. Corrigiéndole: todo lo que sucede puede ser descrito atómicamente MAS NO sociológicamente, ¡casi lo opuesto a su postulado!

¿Por qué hay tantas diferencias entre culturas? Misma materia y cultura (acciones humanas¿?) pueden ser aplicadas en múltiples geografías y, sin embargo, se le pretende dar una explicación al por qué de tal piel o preferencia sexual. Por supuesto, uno puede hablar de estas cosas pero ha de tener en cuenta que la explicación real del suceso no se halla en las apariencias. Esto son aproximaciones para atajar los temas, a nivel humano; porque saber que las cosas suceden por una trayectoria atómica no tiene valor cotidiano. En cambio, hablar de la sumisión del perro al hombre a través de la biología, la sociología y la etología SÍ tienen cabida en el conocimiento práctico. 

Insisto, aun así este conocimiento aparente, especulativo... es útil, [práctico pero no es absoluto]. Así como la probabilidad, puede antojársenos una presencia real, pero no es más que un conocimiento fantasma que nos ayuda a comprender y a manejar la realidad. 

¿Por qué bostezamos? Nadie se pone de acuerdo. Lo cierto es que sabemos qué es el bostezo y qué lo produce, pero no nos ponemos de acuerdo respecto a qué significa esto en la comunidad. Quizá no signifique nada en lo absoluto, pero sí que sabemos que no nos mata y que, por lo tanto, podemos esperar que pase a la siguiente generación sin problema (cuestión material absoluta). 

Quien se aferra a sus convicciones sobre las apariencias no es más que un ingenuo. Tal cosa no puede llamarse científica. Primero se debe operar con axiomas (qué es posible y qué no es) y luego se puede hipotetizar la causa de una situación concreta para ejecutar acciones. Recordemos que el conocimiento no está para ser observado a través de la vitrina, sino para ser aplicado

¡Muchas gracias!

Sobre la piel blanca

No hay nada más repugnante que un individuo al que se le escapa todo argumento racional a la hora de definir sus gustos. La inmensa cantidad de factores que se aplican y las contradicciones aparentes que yacen en nuestra experiencia sexual no es excusa para dejar de lado la indagación. Uno debe saber siempre qué quiere, por qué lo quiere y si realmente lo quiere o es un vestigio primitivo. Y peor que un vestigio primitivo es un vestigio ambiguo y falible; que se refiere a un asociación evolutiva o culturalmente antigua que es de mínima precisión... errónea y fácilmente eludible mediante mínimos estudios de biología y estética. 

— ¡Es que es esa piel blanca, que me atrae de manera irremediable! 

Pero en esa frase no se evoca una piel blanca, que de por si carece de atractivo. Es un cacho de, digamos, tela viva, más o menos lustrosa. Sucede que luego en la mente surgen imágenes de una juventud hermosa, pero eso es absurdo. Podríamos decirlo de toda característica. Crónicamente, sucede según el hit cultural del momento. «¡Qué bellas cejas gruesas!», imaginaríamos en todo momento una cara proporcional a esas cejas. Por qué de no ser proporcional, ya no serían «bellas cejas gruesas», sino «cejas a depilar». 

He crecido escuchando preferencias irracionales sobre rasgos puntuales, porque se dibuja primero un rasgo y luego los rasgos idóneos alrededor suceden. A mí se me antoja vomitivo, pero habrá quien concuerde con que un globo ocular es excitante por sí solo. Por supuesto que, de poner a dos hombres hermosos, idénticos en todo menos en la paleta de colores, la gente aún tendría algo que decir. 

La pregunta es: ¿de dónde surgen estas diferencias? Y, ¿hasta que punto están justificadas? Hoy hablaremos de los tonos de piel y de la falibilidad de la interpretación subconsciente y consciente. ¿Es cultural, es evolutivo? ¿Es correcto? ¿Es digno? 

  • Cómo se determina lo bello.
  • Preferencias culturales y biológicas. 
  • Ventajas y desventajas de los diferentes tonos de piel. 
  • Colorimetría y cosmética.