Paradojas en la historia de la filosofía

Saludos, lectores... Justo ahora acabo de terminar un vídeo de Adictos a la filosofía, canal con el que compenso el bajo ritmo de estos meses. Se lo recomiendo especialmente a aquel que, como yo, goce más del resumen que del sermón, de las enumeraciones que de las tertulias... 

Y por supuesto, la temática eran las paradojas. Como debe haber alguien —gracias a Dios, no soy yo— que tenga dificultades para llegar al fondo de estos planteamientos, he decidido hablar un poco sobre ello... 

1. La paradoja del barco de Teseo.

Tenemos un barco hecho de tablas de madera. A medida que éstas van deteriorándose, las reemplazamos. Tras reemplazar todas las piezas del barco... ¿tenemos el mismo barco? 

Como bien dice Enric, plantearse la esencia de las cosas es toda una travesía y menciona el hecho de que todas nuestras células se ven reemplazadas eventualmente por nuevas, de manera que, ¿somos hoy nosotros de la misma manera que fuimos ayer? Podríamos decir que el yo no está constituido estrictamente por esas células...

¿Qué constituye nuestra identidad? La identidad es una construcción de múltiples factores, tanto subjetivos como objetivos y, para el sujeto consciente, de pura percepción. Por lo tanto, la identidad propia y la identidad de ese barco son una construcción personal que construimos en base a los datos recopilados. 

Reformulando, el hecho de que siquiera ese barco sea patrimonio de la humanidad o un barco cualquiera más, sería de esa manera para el sujeto consciente gracias a la adquisición de información y será éste mismo quien dictamine si lo considera el mismo barco o no. Eso es una opinión. Por supuesto, podríamos decir objetivamente si ha sido fiel al modelo original, cuántos cambios ha habido en el chasis desde entonces, cuántas veces hemos cambiado la tabla... la opinión y los hechos objetivos recopilados sin embargo, no pueden contradecirse, sino que han de complementarse. La opinión hablará de cosas que los hechos objetivos no pueden explicar, como el tema de la identidad del barco; pero a medida que el sujeto consciente adquiera hechos objetivos, la opinión se modelará acorde. 

Pongamos otro caso: me dicen que he de ir al puerto a identificar el barco que por dentro es rosa. Llego al puerto y veo un barco rosa y otro amarillo. Nada me garantiza que el hecho objetivo sea que por dentro sea rosa el que rosa es por fuera y aún así yo, por intuición, diré que es ese. Entonces, mi opinión es que la identidad de ese barco es el barco que por dentro es rosa. Sin embargo, al descubrir que es el barco amarillo el que por dentro es rosa, ¿cómo podría ser que yo no alterase mi percepción sobre la identidad de los barcos? Sería una locura mayor si le atribuyese una cualidad que no es objetiva y que no cabe duda de que no es de esa manera... ejemplo, si lo viese verde por dentro y le atribuyese la identidad de «barco rosa que por dentro es azul». Las movidas de daltónicos aquí no aplican. Tomadlo como X, Y, Z y prosigamos. 

Por otro lado, que yo vaya al puerto y vea el barco de Teseo restaurado y opine «el barco no es el mismo» no excluye la historia del barco en lo absoluto... 

Considero que esta paradoja liga muy bien con la de la arena y la playa. 

2. La paradoja de la flecha. 

Un arquero dispara una flecha y da en el blanco... sin embargo, en cada uno de los instantes del recorrido de la flecha, la flecha se halla en reposo. Luego, lo que ha sucedido es que la suma de muchos reposos ha dado lugar a un desplazamiento... ¿es el movimiento algo no razonable? 

Es un planteamiento muy interesante porque el movimiento y la percepción de éste va siempre a medida de las criaturas y diferentes seres vivos perciben la velocidad y el tiempo de manera harto dispar. Para más inri, el movimiento, que siempre va perfectamente determinado, ya ha sucedido y es el individuo quien lo sitúa en la recta, puesto que se halla dentro de la realidad de la transición para operar al respecto. En definitiva, estás muerto y vivo a la vez y, ¡cuántica! 

Y eso eso son planteamientos aún más fascinantes que esta paradoja. Lo cierto es que aunque puedes hacerte muchos masajes con esta paradoja, no cambia el hecho de que por mucho que tú puedas "idear" el reposo, la realidad es que tal reposo no es cierto. Ese reposo es una concepción que tú puedes darle de manera teórica. No vale la pena disertar al respecto del tiempo congelado, cuando en la realidad material no hay momento en el que no haya fuerzas entrelazadas, átomos empujándose y otras cosas que estudian los científicos. El que tú veas una superficie estática es una percepción vulgar, limitada e incluso utilitaria de una amalgama neuronal. 

No hay contradicción. 

3. Aquiles y la tortuga. 

Aquiles reta a una tortuga y en principio jamás podrá ganar. 

No pienso hablar al respecto. 

4. La paradoja del montón.

¿En qué momento un cúmulo de granos de arena forman una playa? 

Como bien explica el vídeo, esto es solo posible por la vaguedad del lenguaje. Si alguien determinase que es ilegal llamar a menos de 50 granos de arena un montón de arena, tendríamos que esa es la cantidad suficiente para llamarlo de esa manera. Como en la definición del diccionario, no tenemos clara qué cantidad de qué es un montón, se mantiene subjetivo. Está claro que en algún momento el cúmulo se volverá playa... y también que, en algún momento, podríamos hacerla desaparecer. Sin embargo, no hay un consenso universal. Deberíamos ponernos de acuerdo cuanto antes. 

5. La paradoja de Dion y Theon. 

Hay una persona llamada Dion. Tomamos como Theon a Dion excluyendo su pie izquierdo. Un buen día, a Dion le amputan el pie izquierdo. Tenemos, pues, a Dion... ¿o a Theon? ¿Cuál ha dejado de existir? 

Por planteamientos como este se nos acusa a los filósofos de crear problemas que no existen en lugar de resolver los que verdaderamente nos atañen. En este caso, es Dion quien ha dejado de existir, puesto que éste era el «ser completo». No creo que valga la pena darle vueltas a esto... 

6. La paradoja del barbero. 

Un barbero afeita a todo el que no se afeita a si mismo. ¿El barbero se afeitaría?

Este es un problema lingüístico constante en el día a día. Como se verá en la siguiente paradoja, la del mentiroso, es un problema de determinación en el tiempo y de especificación. 

Cuanto más general un enunciado, más fácil que se de algún tipo de contradicción a vista del lector u oyente. Recordemos que el lenguaje habitual está para comunicarse... para suma precisión está el lenguaje matemático. Problemas como este es no revelarían ninguna contradicción en la realidad porque las cosas no suceden según un enunciado general sino de la manera más específica. 

Ahora bien, Enric dice que esta es, de hecho, una paradoja que se adentró incluso en el mundo de los matemáticos gracias a Bertrand Russell (siempre tan agudo). La cuestión es la teoría de conjuntos: «no puede existir un conjunto de todos los conjuntos que no se contienen a sí mismos como elementos». Si no se contiene a si mismo, debería contenerse a si mismo; pero, en ese caso, no se contiene a sí mismo. Bueno, es una buena metafísica, pero me agradaría ver un ejemplo real de este acontecimiento. 

No sé de qué sirven las pajas mentales si no resuelven nada. Es difícil responder al planteamiento porque la pregunta es inútil. ¿No os ha sucedido que un analfabeto os plantea cosa tan excesivamente tonta que os halláis fuera de juego? Pues este fue Russell postulándole esto a los que quizá sí tenían algo inteligente que tratar... 

A menudo se juega con un objeto genérico al que le envuelve una trayectoria genérica, explicado todo de forma superficial. Así uno entiende lo que entiende y claro, suceden contradicciones. Es como decir «hoy no se fía, mañana sí», el lector no tiene constancia ninguna de cuándo se han escrito esas palabras. Si, en cambio, fuese: «hoy, 05/08 no se fía; mañana, 06/08 sí» no habría ningún juego de palabras porque todo estaría perfectamente concretado. Es la ausencia de características particulares y de realismo lo que produce este efecto confuso. Me siento el alma de la fiesta, siendo sarcásticos. 

Por si acaso, para no parecer yo muy lelo, le he preguntado al Sr. Google cuál era la solución popular. Entonces: 

Ok y siguiente. 

7. Paradoja del mentirosin. 

Si un Murciano dice que todos los murcianos son mentirosos, ¿es verdad o no? 

Sí. 

8. La de Moor (creo que esta es la más absurda, no sé ni cómo la voy a redactar)

«Está lloviendo pero creo que no está lloviendo» es "igual de consistente y no contradictorio" (según Enric, claro, él dice que es perfectamente posible que esté lloviendo y yo crea que no) que el enunciar: «estaba lloviendo y creía que no estaba lloviendo» o «está lloviendo y tú crees que no». ¿Cómo es posible que no pueda decir en primera persona y en presente que está lloviendo pero que creo que no?

Por favor, si realmente por un segundo siquiera has caído en esta absurda trampa, borra mi url de tu historial y no regreses. No creo que pierda nada...

La razón por la que no puedes formular una oración en primera persona y presente que contienen una certeza y una creencia que contradice a esa certeza es que todo está sucediendo a la vez y en el mismo sujeto. Es decir, la diferencia entre «está lloviendo y tú crees que no está lloviendo» es que el sujeto que emite es consciente de la certeza y habla de la creencia de otro; cuando se dice «estaba lloviendo y creía que no estaba lloviendo» es posible porque no sucede en el mismo instante, sino que en la recta cronológica primero aconteció la incertidumbre y luego la certidumbre y el hecho siempre estuvo. 

«Estaba lloviendo y creía que no estaba lloviendo».

¡Es literalmente la certeza posterior lo que te permite formular la frase en primer lugar! Es en el tramo azul donde puedes hacerlo. 

¿Cómo diablos va a haber certeza y duda/creencia simultáneamente? La razón por la que cobra lógica al pasarlo a pasado es debido a que el pasado permite un orden de los acontecimientos. El presente no, el presente sucede en la inmediatez, en el ahora, ¡ya de ya! Bueno, ¿un cuántico discreparía? No lo sé, no entendí Oppenheimer. 

9. De Langford-Moore o del análisis. 

Ningún análisis puede ser a la vez correcto e informativo. Para todo X, X es un "marido" si y sólo sí X es un "cónyuge varón". En principio, son el mismo concepto y deberían ser intercambiables en cualquier contexto. 

(1) Para todo X, X es un "marido" si y sólo si X es un "cónyuge varón". 

(2) Para todo X, X es un "marido" si y sólo si X es un "marido". 

¿Cuál es el problema? (NO LO SÉ PERO ENRIC NOS LO CUENTA) Al parecer esto cuestiona la utilidad del análisis conceptual debido a que la [proposición (2)] no nos aporta ninguna información, por la tautología, ósease, repetición, redundancia presente. 

Debería ser ilegal plantear estas cosas. La [proposición (1)] es útil cuando uno no conoce la definición de «marido» pero sí la de «cónyuge varón» y por lo tanto puede comprender el significado de una palabra nueva que, en este caso, resume de forma práctica. La [proposición (2)] es una redundancia inoportuna. 

Que un análisis no pueda ser ni correcto ni informativo es curioso porque dudo mucho que los análisis se efectúen de esta manera habitualmente. La [prop. (1)] es correcta e informativa, la [prop. (2)] es correcta y «reafirmativa»...

Voy a ser honesta... sigo sin entender el problema. Será porque no hay ninguno. 

*

Por supuesto, la angustia que genera una paradoja es similar a la de la adrenalina de una brusca caída... no obstante, igual que en la caída (si esta es controlada y de ahí el disfrute), esto se debe a que el cuerpo no comprende bien las circunstancias... ¿realmente estás confundido? Gracias a Dios, no soy yo. 

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