Las mujeres que no dejaban ir la tragedia

El mundo está plagado de hembras. Miro a la izquierda, dama; miro a la derecha, dama a la europea —esa ha sido una broma impersonal—. Sin duda, es un mundo hostil para la hembra. Mira esos brazos delgados y esas vocecillas agudas... ¿a dónde irá a parar esa pequeñez? Por supuesto, no todas las hembras son menudas, pero sí suelen serlo al lado del macho cabrío de su grupo étnico y geográfico. 

¿Cuál es el lugar en el mundo para las mujeres? Oh, ¡pues dónde quepan! ¡Donde quieran caber! En esa novela china en la que una mujer asiática le preguntaba a una mujer occidental: «¿es cierto que allá en occidente la mujer es superior al hombre?», a lo que la occidental contestaba: «¡allí somos iguales!», me brindó momentos muy alegres...

Pero no todo son fresas dulces en la viña y resulta que miro a mi izquierda y veo polarización... y a la derecha... veo más polarización porque nadie quiere ver lo que está realmente pasando mientras pasan las cosas y eso sería conciliación. Porque para eso hace falta razón —un bien escaso e intrínseco, del que uno es dotado en el embrión, para mala fortuna de muchos— y muchos estudios —que necesitan de la razón para no ser tergiversados—. 

A raíz de esto sucedido, de J. Hermoso, la ganadora del mundial de futbol, una bestial polémica se ha levantado. Esto no solo ha demostrado que seguimos en el Antes de Cristo sino que, además, somos capaces de desvirtuar un acontecimiento del deporte femenino de tal calibre... porque le han aventado un beso. Me pregunto que hubiese pasado si fuere de entrenadora a jugador. ¿Habría, pues, una asimetría de poder por puesto? ¿O se trata, una vez más, de la infantilización de la mujer?

Se trata a la mujer como un ser desarmado que, por capricho de la naturaleza, está condenado a sufrir. Pero esto es una concepción religiosa basada en los instintos primarios. ¡Dejen ya a las violadas en paz! ¡Ser sometido no es plato de buen gusto, pero uno no ha de comerse los guisantes todos los días! ¡Dejen ya de llamarlas trastornadas! ¡Déjenlas tomar sus armas racionales!

Y, lo siento mucho por aquellas que han sido apalizadas así como lo son muchos otros humanos —como los hombres—, ¡pero no es un delito grave por su naturaleza sexual! ¡Tu templo es una membrana de carne sin importancia! ¡Entiendan de una vez los siguientes puntos y avancemos! Les invito, una vez más, a tomar las riendas de sus vidas, dejando de obedecer a un Dios obsoleto... 

Espero que no me odien demasiado por lo que diré...

1. La vulnerabilidad sexual no existe... si no quieres. 

Hoy en día... pero el cerebro femenino responde como si sí, con temores infundados arraigados a dilemas de un embarazo y una crianza muchas veces inexistente.

—¿Quién cuidará de mí ahora? — es la pregunta que aflora después del coito en muchas mujeres de cerebro primitivo.

¿Te ha pasado alguna vez? No te preocupes: no eres estúpida. Se trata de un mecanismo ancestral para que no abras las patas y termines matándoos tanto a ti como a tu bebé de hambre. Serías realmente estúpida si, pese a saber esto, siguieses lloriqueando después de la fornicación.

Algunas mujeres tienen este mecanismo más afirmado que otras. Esto es igual para todas las estrategias, aka. personalidades. Tíldenlo de romántico, que esa muchacha es solo un perro buscando quien mejor la preñe. 

2. De ahí se sigue que la violación es un concepto arcaico.

La violación o el abuso sexual es solo así sí:

  • Hubo violencia física severa (requiere de lesión). 
  • Hubo contagio de ETS.
  • Hubo un embarazo no deseado, premeditado por el agresor.

Dos de las primeras pueden compartirse con el sexo masculino. La tercera también, en realidad, gracias a las leyes de protección de la maternidad, que le asignan forzosamente el bebé al padre, en caso de que la mujer quiera tenerlo. Aun si considerásemos que los dos primeros son los únicos que se comparten en un abuso de cualquier tipo, no estrictamente sexual, se debe tener en cuenta la alta seguridad de los procedimientos de aborto actuales. En ese caso, incluso podríamos considerarlo una mera agresión física.

El concepto de "vulneración" es exclusivamente dedicado a la feminidad. Esto se sigue de que "la mujer es sometida durante el acto". Recordemos que hay mucho hombre físicamente débil que ha sido sometido en el pasado por un pez más grande, generalmente un hombre promedio violento, con motivo de hurto o mera fustigación.

Es cierto que la penetración es un acto de sometimiento (son al final golpes en una cavidad), aunque no es exclusivo de la mujer; pese a que en condiciones a mano desnuda no es posible que la mujer se lo ejerza al hombre, si toda violencia es, en realidad, sometimiento, no hay razón para discernir debido al instrumento utilizado. Se puede penetrar tanto al hombre como a la mujer mediante una botella de cristal y ver como estalla en cualquiera de sus orificios. Todos somos vulnerables en ese sentido.

El miembro del hombre también es extremadamente vulnerable. Si han tocado uno alguna vez, saben que a la mínima pueden despertar un quejido de dolor. ¿De dónde salió la vulnerabilidad sexual de la mujer? He visto (visto) mujeres aguantando golpes que, en equivalencia, no las aguantaría un **** jamás. Cuántas más vueltas le doy más religioso lo veo. Por Dios, vayan con Cristo a la cruz. 

3. La mujer es físicamente inferior.

Pero creo que se habla sin propiedad cuando se discrimina por género a este respecto. Aún si la mujer es en su amplia mayoría, más débil que el macho, sería más justo hablar de debilidad corporal en el juicio, antes que de géneros.

Esto es debido a que una mujer muy masculina es tan peligrosa como un hombre promedio y no se la puede tratar de débil solo por sus cromosomas.

Una persona debe ser juzgada por el abuso que ejerce de su fuerza. Es decir, cuanto más grande sea respecto al promedio y respecto a su víctima, más grave es la violencia ejercida.

A menudo defiendo que al hombre le caiga un mayor castigo debido a que supone un mayor peligro para la sociedad que la mujer promedio. Sin embargo, hay que ir con ojo, examinando cada caso minuciosamente para prevenir monstruos en la sociedad, que sean a la par hercúleos y sanguinarios.

Una mujer que golpea a un niño no debe juzgarse por golpear un infante, ¡no! Debe verse qué es un infante: un infante es un ser inferior en intelecto y cuerpo. Luego, un ser que golpea a un infante no es más que un ser capaz de hacer sufrir sin motivo. 

Es esa la causa por la que se tiende a ridiculizar el abuso de la mujer al hombre. ¡Pues sujétala de las manos! ¿Acaso no eres un hombre? Por supuesto, las situaciones son más complejas. Un amigo dijo hoy: «He visto casos en los que el hombre tiene un miedo desmesurado, no solo a las represalias legales de su defensa legítima (que podría no apreciarse como tal) sino a lo que pueda hacer su pareja acto seguido». Una mujer desquiciada con un arma es muy peligrosa, tanto para ella como para a su entorno. No debe menospreciarse. Si lo hace contra un hombre, de seguro lo hará contra sus hijos. Créanme en lo que digo. No debe ridiculizarse: debe respetarse al hombre que no cede a la ira, que no va a más. Debe adularse al hombre que sufre por impotencia y no al hombre que arranca con furia, puesto que el primero es un hombre templado, dispuesto al diálogo y el segundo es una bestia. 

Una madre puede morir a manos de su infante... qué broma cruel. Pero si la madre es capaz de probar la sangre de su hijo malvado, quizá deba preguntarse si no nació por ella el horror (claro que es así). 

4. La mala reputación: cosa de instintos.

Las mujeres no pueden llevar una doble vida si tienen hijos. Los hijos son lo único que varía en sobremanera el cableado del cerebro masculino y femenino, por las prioridades asentadas. El modus operandi le pega un brusco giro de tuerca a la mujer, mientras que en el hombre no sucede con tanta regularidad.

La mujer que engaña a su marido, sabe que el hijo el suyo; el hombre engañado no tiene ni idea. La mujer es más vulnerable durante los 9 meses. Hasta hace no mucho, un hombre podía perder casi toda su juventud criando hijos de otro hombre. Eso supone el fin del linaje. Puesto que la madre siempre tiene eso garantizado, la naturaleza penaliza a menudo a la mujer socialmente por ser promiscua, debido a que pone en duda el origen de la criatura.

Con la protección que ofrece la ciencia hoy en día para la paternidad, el hombre ya puede solucionar sus dudas. Sin embargo, muchas veces eso no sucederá porque supone un garrafal acto de desconfianza. Muchos hombres no pueden admitirse ese miedo, ni siquiera a sí mismos. Solo cuando los rasgos del retoño hayan madurado se percatarán del crimen.

Por otro lado, la mujer es penalizada socialmente debido a esa vulnerabilidad sexual que, de no llevarse responsablemente, supone una condena para el linaje. Muchos padres a lo largo de la historia prefirieron varones porque, de ser juguetones, tienen varios dardos apuntados en el blanco, con lo cual sacarán adelante el linaje, de forma honrada o deshonesta, sin casi probabilidades de arruinar su futuro y el de sus hijos.

Una mujer promiscua no recibirá los cuidados necesarios y seguramente se la odie por jugar con hombres ajenos, atentando contra los recursos de otras mujeres. Por eso, la mujer no es víctima en ningún momento de esta penalización. Tan solo ha de buscarse un terreno prolifero para sus hábitos: gentes con las que pueda chamuyar sin escándalos, sin joder a otras hembras, otros lechos...

Por supuesto, el hombre es también penalizado, pero solo por razón de competencia y no, por irresponsabilidad.

Ambos también son penalizados por enfermedades de transmisión sexual. Prostitutas y clientes.

*

Mantener esto en mente supone la igualdad entre hombres y mujeres. Se verán variables y se verá más allá de las glándulas y los vellos. Conocer a la mujer la vuelve perro... conocer al hombre lo vuelve perro; por fin, somos perros iguales.

Que una mujer se traumatice de por vida porque se la han follado, es sinónimo de darle una victoria a Dios. Todos deberíamos vivir por nosotros y no por él. Por favor, díganle que si lo disfrutó siquiera por un momento, imaginen cuanto lo disfrutó su contraparte. Quizá sería más libre si abriera su mente. Muchas mujeres no conocen el abuso hasta que a su sexo se lo apodan vulnerabilidad. 

Buenas noches. No me odien, ¡soy solo un hombrecillo que ha vivido lo que un desgraciado! Pero no soy un mono más, soy un mono frío. 

*

Sobre Grace T. y su historia del abuso infantil: 

¡"Abuso infantil"! ¡Qué blasfemia! No le quito peso al sufrimiento de nadie, pero si puedes llamar "niño" a tu yo de 15 años, eso dice mucho de tu capacidad intelectual. No necesito ver más, señoría: a una mujer estúpida ni le creo ni le compadezco nada. 

«Tenías 15: no eras una niña. Con esa edad podrías haber dado a luz...». 

¿Por qué lloran como si hubiesen perdido las piernas? Me mosquean... quiero verlas desprovistas de carne y techo... solo para preguntarles luego qué fue más importante: la pérdida de todo o una pequeña ofensa perdida en el tiempo... ¡lleva a cabo tu venganza y recupera tu honor por tu cuenta! ¡Cabeza erguida! Demasiados llorones en este mundo. 

Y lo peor es que todos los comentarios del vídeo son sobre supuestos "abusos de pedófilos". Muchos narran alrededor de: «estuvo abusando de mí desde los 12 hasta los 19»... hermana mía: eso son 6 años, no 6 minutos. 

Estas mujeres se lían con un mayorcito que se les antoja aceptable, permiten sucesos, las tratan como las tratan porque son adolescentes sin idea de la vida y, años más tarde, lo llaman "abuso" por la dominación que siempre ejerce la parte con más edad, más experiencia y más músculo. MUJERES. ¡MUJERES, señores! Que le llaman abuso a todo por no confesar que son estúpidas. ¿6 años de abuso por parte de un qué? ¿Un "PEDÓFILO"? ¿Así es como se designan ahora a las parejas que no fueron de nuestro agrado en la juventud y que nos sacaban más de cinco años? (No me sucedió con menos de 18, pero confirmo que muchas de mi edad babeaban por los mayores, que les daban más estatus... mujeres patéticas, ¿ven por qué digo que son patéticas? Uno ha de ser consciente de mi edad, yo creía que eran todo bromas y no caí en ninguna boca de ningun lobo). 

Menstruas desde los 10, alma de cántaro (hablo del promedio), a los 12 te haces pajas con la amohada mirando el poster de Justin Bieber (yo no, desde luego, pero se han oído cosas) y me vas a decir que eras una NIÑA. 

Irresponsabilidad. Por eso les pasa: una y otra vez. Se habla de abusos múltiples. MALA CABEZA. Siguiente pregunta. 


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