¿Importa la opinión de los demás?

Sí, ja, igen, yes, oui, kyllä... 

Pero si no es suficiente esa gracia junto con el sentido común para encajar semejante perogrullada, fear not: me dispongo a pormenorizar la traba. 

— No entiendo porqué te importa tanto la opinión de los demás. 

— ¿Acaso no nos acaecen las cosas que lo hacen debido a la opinión de los demás? La opinión de los demás condiciona tu vida directa e indirectamente...

Como una sombra cáustica capaz de deshacer tus anhelos o de impulsarte a lo más alto de las posibilidades humanas. La opinión son escaleras al cielo o al infierno y debe usarse como la más poderosa de las armas, pues en su hoja se refleja el porvenir. 

La vida que disfrutamos o lamentamos ahora es un montículo, una interacción, de diversas opiniones, históricas o coetáneas. Ignorar el peso de este enorme factor es como ignorar las leyes de la física a la hora de plantear un sistema de poleas. Hay una razón por la que un buen marketing levanta lo mediocre (así como unos buenos pantalones hablan de tus capacidades cognitivas) y es que la opinión, general o concreta, nos tiene cogidos por la tráquea.

¿No es por el compañerismo, la amistad, el amor y la admiración, [¡el favoritismo!] por lo que se mueve el gentío en una danza y lucha interminable? ¿No es la opinión la base del dinamismo cultural

Inicias la entrevista de trabajo y la opinión, justificada o no, sobre tu sonrisa, definirá la consideración del encargado. Cuando conoces a alguien, su opinión te construirá a sus ojos y recibirás uno u otro trato. Hay miles de películas de supuesta superación donde queda bien claro que solo la fortuna intrínseca y la opinión del prójimo sobre ésta son las corrientes que mueven nuestro barco. ¿No te has encontrado soplando barca ajena? Aunque sea una mera simpatía hacia el foráneo. Todo cuenta, todo suma. Teoría del caos, ¡bum! 

La maña es pensarnos libres e independientes mientras nuestras acciones son incongruentes a la premisa. Ese es el hobby predilecto de los monos ineptos (he suavizado esta frase más de tres veces). Aquí, puesto que como mínimo no somos ineptos, nos conocemos sometidos y empezamos a cavilar soluciones reales a las inconveniencias que ello supone. 

Si la opinión de los demás no contase, no me explico entonces los 15 años de acoso escolar que he sufrido. Tampoco me explico la violencia intrafamiliar ni los escasos recursos de los que dispongo. A escala mayor, ¡no me explico entonces la segmentación política, ni las guerras, ni nada

Creemos que la opinión del resto está circunscrita a las mofas sobre nuestros atuendos. Creemos que pasar de la opinión de los demás consiste en llevar chándal día sí y día también pese a que te pidan un cambio de look. Pensamos que se trata de un peinado atrevido o de romper con algún minúsculo estereotipo. ¡Pensamos que es romper a bailar contra nuestra timidez! 

Hay un lema de la elegancia que consiste en no hacer aquello con lo que no estás cómodo al cien por cien. Resulta que normalmente hay motivos para esa molestia. La razón por la que tu amiga la gorda celulítica no menea el culo allá dónde va es porque no quiere que la gente piense: «¡diablos! ¡Que pare, que pare!», prefiere que piensen: «está gorda pero es decente y consecuente»; la razón por la que tu amigo, que es más feo que un pecado (¡y encima no tiene gracia ninguna!), no quiere entrarle a esa chica, es porque prefiere ahorrarse el mal trago de un rechazo garantizado. A veces la ilusión de lo que podría haber sido es más bella que la confirmación de los temores. 

Hoy en día —¿o fuimos siempre así de lentos?— nos fuerzan a ir más allá de nuestros límites. ¿Mediante superación auténtica? ¿Un continuo entrenamiento? ¿Teoría y práctica? No: poniéndonos una venda en los ojos. 

Un avispado sabe que los límites no son un mito o leyenda. No, no hablamos de nuestro sinuoso potencial, sino de los límites de éste. ¡Que los hay! Modernidad: ¡hay límites! Para todos y para cada uno de nosotros, un umbral distinto que hemos de aceptar. El destino reparte las cartas: ¡tú las juegas! No seas tonto y farolees hasta contigo mismo, porque al apostar vas a perderlo todo. Lo dice alguien que farolea de forma salvaje y desmedida en el póquer... porque el valor de la apuesta es de ínfimos céntimos.  En la vida, pocas veces la apuesta de la precaución es errónea. Es una victoria casi segura. 

Es importante concebir los escenarios de la forma más realista posible, porque así puedes idear estrategias efectivas. Si te ciñes a tus fantasías, no podrás moverte por el mundo con diligencia y un mínimo de éxito. 

A lo largo de mi existencia, he moldeado mis estrategias sociales y personales para toparme con, cada vez, resultados más satisfactorios. He actualizado mi comportamiento con base en vivencias e inspiraciones. No es un software perfecto, pero es mucho mejor que la versión de mí que no terminaba de comprender que estaba sucediendo a su alrededor. La gente tiende a tacharme de tímido por ser cauto con mis acciones o por, sencillamente, no querer comportarme como se espera de mí. Vengo de un mundo donde he tenido que plantearme una y mil veces mi siguiente jugada para sobrevivir; donde tuve que armarme con ingentes cantidades de información para lo más mínimo y convencionalmente natural. Sé que esa presión no la conoce todo el mundo, pero espero que no sea menospreciada. 

Como ciudadanos tenemos derechos, privilegios y obligaciones. Los derechos son universales, los privilegios varían según las cualidades y/o estatus de cada uno y luego están las obligaciones universales y específicas. Como individuos, como sujetos sometidos, es lo mismo. De hecho, es que la condición de ciudadano es una etiqueta dentro de la sociedad y lo que digo yo es la condición natural. Al final, tan solo difieren en el nombre. 

Estos son adscritos por la opinión. Oh, oh, oh... ahora me percato: no os he explicado qué engloba la opinión. Ósea, sí lo he hecho, mas preveo que es crucial unirlo en una sola frase: la opinión es la perspectiva que tenemos en cualquier materia, cuestión... en lo que basamos las acciones. 

La opinión de la masa tiende a ser homogénea y ligada a las corrientes de época. Por eso digo que la unanimidad contemporánea se rige por el ataque a las definiciones y los conceptos básicos. ¡Miles de años utilizando el coco y seguimos en este punto! Entiendo porque los analistas hablan de que somos una sociedad en pañales. Se supone que se ha de transformar la metafísica en física, ¡no al revés

Para todo, hasta para lo más íntimo y privado, el vulgo se deja someter completamente. No osan contestar o refutar: la conformidad es tal que implementan en su ser hasta la más absurda estrategia de marketing empresarial. Y por eso los latinoamericanos siguen hablando de: «cartera y zapatillas caras» y no de: «me leí un libro y por fin dejé de luchar por la democracia». Encandilados por las figuras populares, la masa le regalará su vitalidad a cualquiera y dará las gracias. Asqueroso. 

¿Cómo nos afectaría indirectamente* la opinión? Lo esclareceré para quienes no tengan tiempo para pensarlo, por la ocupada rutina a la que sus progenitores les han atado (aka. por su mala opinión). 

*Diré [indirectamente] cuando sea la fuerza de la sociedad contra el individuo y [directamente] cuando sea de individuo a individuo, aún cuando la diferencia es estrictamente virtual (¿es esta aclaración indispensable todavía?).  

  • Las decisiones políticas: sea cual sea el sistema político, éste se apoya en el voto popular. Incluso el fascismo se alza en nombre de la libertad decisoria del pueblo, de su opinión respecto a lo que quiere para el país y para sí. La mayoría ha de ser convencida, porque la minoría, aunque tenga poder armamentístico y económico, nada puede hacer contra la rebelión última. El pueblo ha de creer que la idea es enteramente suya o la rechazará.
  • Lo socialmente aceptable y favorecido: la opinión popular somete a los individuos a ciertos estándares. Estos surgen de la selección natural y la influencia del marketing. Es lo responsable de que ciertas personas se vuelvan célebres, por muy cuestionable que sea su relevancia para los provistos de neuronas. 
  • Se exige lo que la masa exige: la razón por la que algunos tratamientos médicos no son implantados es porque la masa no lo pide. Lo que es importante para la masa es lo que tú recibirás. Si la masa está convencida de que unos estándares médicos no son necesarios, puedes despedirte de ellos si no cuentas con los medios exclusivos. Por eso siguen ondeando la pirámide nutricional de siempre en las consultas médicas españolas (1). A la gente no le importa su salud, a no ser que el marketing decida promoverla. 

Me habré quedado corto, pero os generáos la idea. 

¿Cómo nos afecta directamente? 

  • No llegarás a donde quieres llegar: si las personas que conforman tu cotidianidad deciden que no está bien que tú estés en tal lugar, justificadamente o no, tú no llegarás. Así como hemos dicho antes, un Presidente no preside si se le revoca del puesto, si a ti no te sientan en el trono, no pondrás el culo en él.
Cuando hablamos de las icónicas actuaciones de Marylin Monroe, pasamos por alto la influencia que la reacción de los demás actores tiene en nuestra percepción. Aparecen escena ella y Jane Russell, enfundadas en vistosos, ceñidos vestidos largos. La razón crucial que hace de esa escena algo memorable es que los demás actores se encandilan bárbaramente con el porte de las muchachas. Si eso no hubiera sucedido, hubiera sido una ridícula pretensión. Incluso podría ser una lección contra la vanidad de los movimientos corporales de las chicas. La postura indiferente convierte el hecho en indiferente

— Sí, sí, muy guapas. Pero no recuerdo haberos invitado. 

Le hubiera seguido una escena bajo la lluvia, con las telas empapadas y despojadas de todo glamour, la máscara de pestañas y el pintalabios corrido; los peinados despeinados... y Jane se hubiera dirigido a Marilyn con expresión afligida: 

— Parece que, después de todo, la belleza no es ninguna tiranía.

Sin embargo sí lo fue. Es, como dijo Sócrates, una breve tiranía. Y como toda tiranía, existe por permisividad. Para mí, que carezco de anhelos reproductivos, es solo el mono contra el mono. 

  • Tus inicios: La educación que recibas de padres y maestros estará basada en su opinión de lo que es correcto hacer o no. Por lo tanto, tu iniciación en la vida, la construcción fenotípica de tu persona está ligada a la opinión. 

*

Antes de finalizar, me gustaría citar la Colección Yo: fragmentos de una inacabada autobiografía publicada hace mucho en mis redes (post aquí). 

«Era consciente de que no iba a encajara en el podio, por lo que me eché a la sombra, abracé mis piernas y deseé que pasara esa insuficiencia, como si de una patología pasajera se tratase. Mas: ¡no! Era un tumor maligno en mi cuerpo. ¡No! ¡Yo era el tumor! Lo sabía muy bien. Sí, señores... fui  avispada y reconocí mi invalidez [...]. Lo quería todo para mí y, como era imposible, decidí observar con desdén y analizar el panorama.  Para mi suerte, de tanto pensar, terminé odiando todo lo que hacían y, aunque no me alegré de no participar en el cotarro —de nuevo: ¡oportunidades perdidas! ¡Ligereza, brío! ¡Salud! ¡Prosperidad!— me alegré de no ser como ellos. ¿Habría otras fortunas para mí? Era un circo que hormonas, cotilleos y deshonra. No se salvaban ni los aristócratas. Como mosca, olí excrementos y meados en los suburbios. Oh... era ese popurrí de gustos que hallaba superfluos. Se sentía como un tobogán de agua interminable del que deseaba salir. ¡Que finalice el recorrido, por lo más sagrado! ¡Este no es mi lugar! Y no bastó con faltarme el aire de camino al edificio al que se acercaban algunos saltando, otros bostezando: tuvieron que arrancármelo de cuajo», para que luego hablen de si importa o no la opinión. Explíquenme el martirio al que me sometieron. No importan las causas de la opinión: estoy tratando la importancia de la opinión exclusivamente. 

*

A menudo olvidamos el poder de la opinión propia y ajena, del pensamiento en sí mismo, de la perspectiva de cada uno de los que participamos en el espectáculo, de forma más o menos concluyente. 

La opinión puede tener o no una base solida y lógica. Por ejemplo: a mi me desagradan las personas gordas (sobre todo si jóvenes), porque desprecio a quienes no toman las riendas de su vida, de forma tan evidente. Sé lo que puedo esperar de ellos en muchos aspectos. También diré que desprecio a la gente en general, pero a cada individuo por una razón personalizada. Entonces, ¡queda neutralizado! 

Entradas que podrían interesaros son: 

  1. Isogamia y la lucha de sexos.
  2. [Ensayo] Contra la Amistad (contra la predilección).
  3. Animalismo: amor de cobardes.

1 comentario:

  1. Todos los días podemos asistir a un espectáculo obsceno de intentos sistemáticos de asaltar las mentes distraídas de la masa. Desde todos los ámbitos y a todos los niveles. De hecho es casi imposible escuchar o leer algo que no vaya en ese sentido.
    Son 'Discursos'. Discursos de parte cuyo objetivo es una porción de los recursos humanos y materiales disponibles. A veces directamente, otras indirectamente revistiéndose con valores 'ad hoc' o causas sin fin ni objetivo realista.
    Es el festival de los parásitos autoconvenciéndose.
    ___

    En alguna parte Hegel describió la Historia como la historia de la lucha por el reconocimiento. Es decir, por la opinión favorable del entorno.
    Esto es constatable a cada instante, transversalmente y de arriba a abajo.
    Patético.

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