A modo de disclaimer le recuerdo a la audiencia que aunque existe un funcionamiento objetivo de las cosas, una posición moral es relativa. Por lo tanto no hay una «verdad relativa», pero sí una observación moral relativa.
Construir una ética con base en los conocimientos científicos y un sistema lógico coherente, crudo y frío ha sido una preocupación eminente en mi vida. Sin contradicciones, con los cabos bien atados, de manera que nadie pueda decirme al final del camino que fui un necio poco cimentado, un idealizador, un romántico; pero tampoco un conformista inconsciente.
¿Qué es el bien? ¿Qué es el mal? ¿Es lo que mantiene estable al mundo la más grave de las maldades? ¿Es simplemente algo que aceptar? Pero, ¿cuánto hemos de aceptar? ¿Cuánto debería soportar el alma? ¿Qué es la fortuna? ¿Cómo lograr justicia? ¿Es siquiera posible? Y, ¿por qué estamos aquí en primer lugar?
Estas preguntas puede responderlas incluso un casi recién nacido. Bravos, podríamos decir que las respuestas se hallarían en el recién nacido o que el recién nacido es la respuesta... el resultado de la respuesta... ¡o todo a la vez!
Cavilaremos a ese respecto de forma seria, satírica, jactanciosa, narrativa, poética... según al autor le apetezca. Espero que eso lo haga entretenido y claro.
La Ética Superior* es una perspectiva pesimista y basada en la compasión racional hacia el individuo consciente debido a las características inherentes del entorno.