Suecia y la paradoja del bienestar, pt. II [precisión]

Un elaborado comentario en la entrada anterior captó mi atención. La respuesta a tan largo comentario, por supuesto, iba a ser muchísimo más larga, por lo que, así como en ocasiones anteriores, no he tenido más remedio que pasarlo a una nueva entrada. Espero que esta respuesta sirva como precedente para poder evitar los siguientes errores por imprecisión. Podéis ver el comentario completo aquí

Procedo: 

Estimado Anónimo… el filósofo jamás censura, pero cabe matizar algunas de las cosas mencionadas en tu comentario. 

A: El cerebro de un ser humano y todas sus conexiones neuronales no se pueden comparar a ningún otro animal.

Sin embargo, aun si la complejidad mercantil es mayor o más burocrática que en el reino animal, la esencia perdura. Y aquí en este espacio siempre tratamos lo esencial, abstrayéndolo de las pequeñas y nimias particularidades.

A: Mola más ser una yegua que un pingüino que se tira toda su vida con una pareja. 

Muy aguda ironía, pero hay que recordar que el valor de las relaciones monógamas es completamente subjetivo (mas no sus consecuencias materiales) y que no hay ningún ataque real en esta frase, puesto que en mis entradas siempre recalco la necesidad de observar los impactos materiales últimos a la hora de tomar decisiones, y barajar según convenga. 

A: Los riesgos: "A ver si que mi hijo tenga un padre va a ser un riesgo para seguir buscando otro esperma un sábado noche". Al fin y al cabo, eso es un hombre: esperma.

Bueno, este es el típico argumento para desacreditar a las mujeres que deciden tomar este tipo de vía. Muchos hombres han tomado la decisión de prescindir del matrimonio, aunque esto tenga un equivalente con algunas diferencias respecto a la hembra. Algunos hombres que toman el matrimonio o la persecución de éste como molestia, no suelen terminar como padres solteros. 

El hijo, de hecho, es mucho mayor impedimento y responsabilidad que el marido; sin embargo, como se dice «la verdad es que los deseos reales son estos: el del hombre por la mujer y el de la mujer por el hijo», debido a la inversión dispar, un hombre no debe preocuparse por ser padre soltero, puesto que su promiscuidad puede derivar fácilmente en hijos desatendidos que suponen ya la carga de sus madres, no necesariamente deben tomarla ellos también; sin embargo, para la mujer es un impedimento mayor para proceder con normalidad.

La inversión que la mujer pone en el hombre es la dedicación del esfuerzo y tiempo en una persona que genéticamente no es fruto de ella. Emocionalmente es duro y por ello apelan este tipo de procedimientos. La mujer, consciente de los riesgos de una relación marital y capaz ella misma de generar esa copia genética tan anhelada, rechaza esa preocupación y se queda con lo que es exclusivamente «fruto de sí misma», anulando el potencial arrepentimiento del matrimonio —puesto que en la mayoría de ocasiones, el arrepentimiento viene del dolor de haberle dado un hijo a quién hizo herida, y es inusual que venga de tener el hijo en sí, propósito último para muchas personas—. 

Como saben mis lectores, soy completamente antinatalista y no apoyo personalmente este tipo de decisiones, pero puedo comprender que va más allá —en las ocasiones en que lo sea—, del querer ser sexualmente libre en los términos mencionados, que es lo opuesto a la crianza de un hijo… sin la ayuda del hombre. He conocido también casos donde la mujer, dentro de un matrimonio, debido al interés del varón por los niños, se ve capacitada para desatender el asunto. Incluso, si sabe que el matrimonio bien se sostendrá por los niños, no tendrá problema en, como dices «buscar esperma». 

A: Cuánta razón sobre la soledad de los viejos: ¿quién va a querer cuidar de una persona si no te aporta nada y antes te lo dio todo? Eso sería hacer lo correcto y tener valores.

Por supuesto, esto dependerá de la relación de cada individuo con sus predecesores. «Eso sería hacer lo correcto» es una valoración enteramente subjetiva. Nada te ata a hacer absolutamente nada bueno por tus predecesores, exceptuando la parte moral. No hay ningún beneficio material en hacerlo, si no hay remordimientos a la hora de posicionarse en lo contrario. 

A: Qué pena que Schopenhauer no leyera Apoyo mutuo de Kropotkin; vería evidencias científicas de animales cuidándose entre ellos y nos hubiéramos librado de metáforas infantiles de unos de los mayores incels de la filosofía.

No es necesario: tenemos libros de ciencia que ilustran a la perfección las diferentes ventajas y desventajas de las prácticas altruistas, con sus respectivos beneficios materiales directos. Como se vio en El gen egoísta, una acción positiva para la comunidad viene con un efecto positivo para el individuo. 

Hay una diferencia substancial entre no recomendar la solidaridad —o como se le llame al «cuidado de viejos» en tu filosofía personal— y enumerar sus efectos positivos, negativos y neutrales. No promuevo la acción o inacción —excepto en el parir—, puesto que considero más importantes las consecuencias y la libertad de escoger, que la acción en sí. Tu charla sobre los «valores» y «lo correcto» pierde de vista los efectos y se centra en tu valoración subjetiva personal. 

Suecia y la paradoja del bienestar

Hoy desmenuzaremos el fenómeno de la paradoja del bienestar, sobre el controversial tema de la interdependencia y del valor de las relaciones humanas, especialmente las maritales. Recorreremos el vídeo de una chica que a su vez comenta un documental sobre la «solitaria» vida sueca.

Vídeo: ¿Por qué NO te enamoras? El experimento Sueco lo explica.

Introducción

Reside en el corazón de muchos el deseo porque un conjunto de políticas sociales o legales modifique la realidad material y nos convierta en seres capaces de amar eterna y desinteresadamente a la figura del conyugue. A estos corazones no les importa el por qué, solo el cómo, y precisamente por eso caen en la más desoladora frustración, viendo como el mercado sexual y las relaciones románticas parecen haber perdido toda su solidez con el paso de los tiempos... pero como siempre, el filósofo no se lleva las manos a la cabeza: se lleva una al mentón. Y observa, ¡vaya si observa!, con una mirada cruda, el panorama movimiento del cual es mera ilusión.

El primer error que cometen estos corazones es pensar que hay una razón espiritual y divina detrás de las relaciones humanas. Piensan que es algo místico y no sinónimo a las relaciones que tienen los animales. Piensan que debe haber algo más, en nuestra complejidad emocional. Sin embargo, las bases de la existencia son las mismas para todas las criaturas. Los rituales de apareamiento, el comportamiento de ambos géneros, la evaluación de riesgos... todo esto se observa en los animales que, incluso sin políticas pro o anti-natalidad, regulan su comportamiento con la idea de que están haciendo las cosas lo mejor posible... para sí mismos.

El macho es, para la hembra, lo que es un macho para una hembra. No hay ninguna misticidad en lo que la yegua quiere del caballo. Sin embargo, estos corazones buscan vislumbrar en lo que la mujer quiere del hombre algo que no concierne al resto de mamíferos. Una dimensión del romanticismo que debe ser posible, porque por algo el ser humano escribe poesías... ¿pero de qué son estas poesías? ¡Si son de lo mismo que hacen los animales! ¡Pero si son ofrendas, si son cortejo, si son besos, tensión y sexo! ¡E infidelidad y promiscuidad! ¡Y de comerse los hijos del vecino para alimentar a los tuyos! ¡O de alimentarte de tus propios hijos! ¿Qué es exactamente lo que buscan atajar estos corazones?

Pero no creo, no, que el video que venimos a tratar haya sido maquinado originalmente por estos corazones. Creo que hay una intención puramente científica en la observación de estos fenómenos sociales y una impresión del público equivocada, por ende. El público comenta esta pieza delirando sobre equilibrio mental, sobre cómo el sexo opuesto es demasiado interesado, cruel, frío... otros, sí, hablan de su experiencia positiva con las relaciones y no tienen mucho que aportar, solamente hablan de que son felices con lo que tienen. ¡Estupendo! Todos debemos entender que la felicidad de uno no es la felicidad del otro y que Dios no nos ha configurado a todos para seguir el mismo camino. Cada uno tiene su posición y ninguna es mejor que la otra... y el obrero en este caso, no quiere, no debe ser arquitecto, porque cuando lo sea se dará cuenta de que no tiene madera para ello. Un obrero debe conocerse y reconocerse: quien no desee una pareja debe ser feliz con esta idea también y no dejarse taimar por los deseos y consejos ajenos

Uno debe entender que es la yegua, además, qué es la yegua y qué hará con esa información. ¿Qué desea tu corazón? Y ahora sí, procedemos con el contenido del vídeo: 

Madres solteras, viejos aislados y suicidios

[Desde 3:00]

Comenzamos con el hecho de que en Suecia se da la tasa más alta de madres solteras y, por consiguiente, el banco de esperma más grande del mundo, controlado por el Estado.

Entonces surge una pregunta: ¿por qué una mujer eliminaría de su mente la idea de tener a un hombre para procrear? La respuesta es idéntica a la de por qué lo haría con la idea de que un hombre debe apoyarla económicamente: porque es posible y porque todas las decisiones comportan un riesgo propio. Una madre soltera de esta índole es una mujer que planificó esta decisión cuidadosamente debido a que evaluó los riesgos, la sociedad no la condenó por ello, y efectuó. De la misma manera, una mujer que carga con todos los gastos financieros en su hogar, sola o no, es una mujer que ha tomado esa decisión evaluando los riesgos asociados. ¿Qué lleva a una mujer a...? Exactamente lo mismo que lleva a cualquier persona a tomar cualquier tipo de decisión.

La evaluación de riesgos no es una enfermedad mental o el producto del «progresismo», y todos podríamos hacer una lista de ventajas y desventajas a la hora de planificar la procreación en pareja, de la misma manera exacta en la que uno cavilaría sobre la posibilidad de fundar una empresa solo o con socios. Estoy segura de que en Suecia saben de sobras como orientar a las mujeres a este respecto.

El vídeo comenta a continuación que debido a la escasa interdependencia, las personas mueren y pasan desapercibidas. Es decir, una persona fallece en una casa y, por el aislamiento social, no se dan cuenta de ello hasta que ya rezuma el olor. Esta es una escena trágica, pero que recuerda a la necrofilia: uno piensa en la persona como viva, no como muerta. Tu, utilizando tu gloriosa empatía evolutiva, piensas, erróneamente, que se trata de una persona consciente de su descomposición —igual que la violación de una mujer muerta es como la violación de una mujer viva en tu imaginación—, se lamenta por estar «sufriendo» en soledad, cuando en realidad, no está sintiendo nada en lo absoluto. La imagen es desoladora porque el ser humano no puede comprender fácilmente la condición de muerto. Este problema es raíz de muchísimos hitos bíblicos. Nuestra empatía evolutiva" está diseñada para imaginar sufrimiento ajeno en cuerpos vivos; ante un cadáver, ese mecanismo se distorsiona y genera una ilusión moral irracional.

Se comenta que en el documental una de las casas que visitan para recoger el cadáver es el producto de un suicidio, lo cual es totalmente alarmista. Habrán miles de casos, pero el documental está enfocado en remover la conciencia del que lo escucha. ¡Mirad lo que sucede en un lugar desarrollado y alto nivel de vida! ¡La gente se suicida porque no tiene novia y los hijos no los llaman! El pasto no es más verde al otro lado, es azul.

«La soledad es un gran problema en este país», ¿cómo es eso posible? En el documental, la trabajadora encargada de estos casos de... recogida, dice:

— Debemos cuidarnos de nosotros mismos. Ya no formamos parte de una familia, de un grupo... ¿a quién pides ayuda? — ¿Pero ayuda para qué? Eso no se comenta. Porque no hay un rumbo para la vida humana, después de todo, un deseo definido con el que todos estemos satisfechos y de acuerdo. 

«El ansia de la independencia les ha desbordado. ¿De qué sirve ser muy rico si estás completamente solo? [...] La gente está muy sola, aislada, sobre todo la gente mayor», y es de una hipocresía monumental. No conozco a nadie que quiera tratar con gente estúpida o senil. «Cruz Roja ha tenido que iniciar una campaña para motivar a la población a que cuiden a la gente mayor», por supuesto, ¿quién querría pasar tiempo con una masa arrugada que no suelta nada coherente por su boca? Todas esas personas que dicen que los abuelos deberían estar más atendidos, ¿hace cuánto que no llaman a su abuelo? Me pondré más específico: ¿hace cuánto que no bufan, hablando con un mayor, o que escuchan únicamente por la civil y recatada obligación de ser buenas personas?

El otro día, un amigo me hablaba de lo superficiales que eran las relaciones hoy en día, ¿no? Lo decía así al aire. Hablaba de cómo tendríamos que enseñarnos tal o cual cosa entre nosotros... entonces, yo, mientras me calzaba, dije:

¿Acaso hay alguna política que le diga a la gente que debe comer? [No, qué, sino que] ¿Acaso hay alguna política que le diga a la gente que debe respirar? ¿Acaso hay alguna política que le diga a la gente que debe masturbarse? Sin embargo, hay todo tipo de elucubraciones para mantener a la gente unida, especialmente los matrimonios. ¿Puede ser que, después de todo, un matrimonio no suponga un beneficio rotundo y que el cerebro lo entienda como tal y lo haya desechado? De la misma manera que uno se acostumbra a comer blandito, con las ventajas y desventajas de ese tipo de dieta... las relaciones humanas no desaparecen, ni se desvalorizan objetivamente: se transforman, sus posibilidades aumentan. Y entonces, se demuestra el verdadero interés

Una madre soltera que reniega de la necesidad de mantener un hombre a su lado, porque puede tener lo que realmente quiere: un hijo; un hombre soltero que reniega de la mujer porque puede tener lo que realmente quiere: sexo; y un hijo que puede ignorar a su padre o su abuelo porque no quiere saber nada de él y está en todo su derecho de no querer hablar con tal o cual persona, sea esta de la familia o del mero vecindario... todos estos casos son espléndidos ejemplos de cómo el verdadero interés sale a relucir cuando las posibilidades son infinitas. Pero, como con todo en la vida, y esto es algo que los corazones difícilmente entienden: nada es perfecto y una evaluación de riesgos jamás exime de perdidas; no, más bien: ganar en algo no te exime de perder en otra cosa. Cada uno debe observar su vida con detenimiento y preocupación por mejorarla: pero también con maquiavélica conformidad, puesto que no hay razón para buscar la perfección, aunque sí la paz y la iluminación. Entender esta imperfección es el mandamiento principal. 

«No tienes a nadie que te de un abrazo, simplemente un formulario», ¿pero en qué momento se dio cuenta una persona de que quería un abrazo? Uno tiene una vida entera para asentarse en un lugar donde vayan a abrazarlo, pero a veces uno simplemente quiere lo que no tiene y cuando lo tiene, quiere otra cosa. Una persona puede pasarse toda la vida soñando con un matrimonio y luego desecharlo. Y esto no tendría nada de malo, pero a menudo sucede por esa ilusión del pasto verde. El pasto verde es una opinión, no una realidad material y absoluta. Esta persecución por la satisfacción que no está fuera, sino dentro. La plenitud no está en un abrazo, puesto que como decía Schopenhauer en su dilema del erizo (extractos de Wikipedia, entrada muy interesante que conviene leer):

«En un día muy frío, un grupo de erizos que se encuentran cerca sienten simultáneamente una gran necesidad de calor. Para satisfacer su necesidad, buscan la proximidad corporal de los otros, pero cuanto más se acercan, más dolor causan las púas del cuerpo del erizo vecino. Sin embargo, debido a que el alejarse va acompañado de la sensación de frío, se ven obligados a ir cambiando la distancia hasta que encuentran la separación óptima (la más soportable)».

En resumen: «Schopenhauer comparó el dolor que producen las relaciones humanas con unos erizos que deben juntarse para no morir de frío aun si se dañan».

Hay una reacción aún más exacerbada porque gracias al ejemplo de nuestros los padres, las personas tienden, en un acto de rebeldía narcisista, a pensar que sus decisiones son más inteligentes. El retoño de una familia biparental fallida, podría pensar que la salvación está en otro sitio inequívocamente. Pero esto es precipitado: nada es perfecto como tal, pero, ¿con qué estarías más tranquilo? Como solo se puede vivir una vida, es casi imposible determinarlo, pero lo que sí puedes hacer es asimilar la verdad: el pasto nunca fue más verde en ningún sitio, es siempre azul.

Las pequeñas comunidades de «conexión»

[Desde el minuto 7:00]

La chica del vídeo dice que es un poco incómodo el extremismo al que se han visto «empujados» algunos residentes del país, recurriendo a una especie de sectas de conexión emocional y espiritual. «Se dan abrazos, se miran a los ojos, dan amor, reciben amor, viven en el bosque», vaya, lo que son los perroflautas de toda la vida. Seguramente también consumen drogas y mantienen orgías entre todos los miembros del grupo. Los que más y los que menos tenemos una opinión sobre este tipo de hippies. Tiraré la primera piedra: son personas vulgares, ya lo he dicho. Gente que vive en un mundo de absoluta fantasía erótica, pero es lo que tiene querer comerse el mundo... literalmente.

En el documental aparece una chica que por estar en busca de una conexión sincera, de amor, con otros seres humanos, se lía en este grupo de hippies hipersexuales. ¿Alguien puede darme una definición de «conexión genuina»? Porque termina siendo todo alrededor de tocar indiscriminadamente a la mayor cantidad de gente posible, con todo lo que ello acarrea emocional y físicamente... con otros riesgos diferentes a los de la «soledad». Hay una razón por la cual es mejor no empezar a salir con alguien el primer año de carrera...

Entonces, la comentarista reitera en su sorpresa y formula otra pregunta clave: «¿Cómo encontrar el equilibrio?».

Claro, son los extremos los fáciles... es el equilibrio lo que... ¿qué? ¿Qué sucede? ¿Qué hay de malo en querer practicar orgías con tus amigos perroflautas? Instaurando tu propia visión del equilibrio y de los excesos en tu audiencia... ¿qué hay de no-equilibrado en este tipo de actividades? Y son este tipo de suposiciones, de opiniones, las que hacen mella en la felicidad ajena. ¿Por qué un perroflauta debería cuestionarse su condición perroflautista? Osada es la pretensión.

El papel de los hombres y la teoría 80/20

[Desde el minuto 8:00]

Muchas mujeres ya no piensan que un hombre sea necesario, puesto que pueden satisfacer sus necesidades sin uno: hijos, sexo, cobijo y seguridad. Ya no es necesario tener un marido para ser reconocida en la sociedad, por lo que, ¿para qué? Pues una sencilla evaluación de ventajas y desventajas explicará por qué sucede esto. Creo que todos podemos entender por qué una mujer no querría ser vulnerable con un hombre; y viceversa. Entonces, ¿de dónde nace esta sorpresa?

«En parte, uno de los motivos, es porque no encuentran una pareja que consideren "a la altura", este fenómeno [se llama la teoría 80/20], que dicta que el 80% de las mujeres tienden a solo sentirse atraídas por el 20% de los hombres».

Por decirlo de una manera clara: todas las mujeres pueden parir sin involucrar al hombre, pero los hombres tienen múltiples y variadas aplicaciones, en contraposición, por lo que hay que ser un poco más exigentes con ellos. 

¿Una mujer debe protegerte? No, para eso están los hombres: entonces su altura y masa muscular no importan. ¿Una mujer debe ser sumamente inteligente para parir? No, entonces su cerebro no importa y su personalidad apenas. ¿Una mujer debe tener una voz gruesa para mostrar autoridad? La autoridad es cosa de la planificación militar, y una mujer no debe jugar el papel de capataz. ¿Acaso un hombre se ve vulnerable ante la planificación familiar, como lo hace una mujer, excluyendo la intervención legal del Estado? ¿Sigo? 

→ El riesgo de una mujer a la hora de planificar la procreación con un hombre es por mucho superior a la de un hombre y, por lo tanto, ¿por qué se arriesgaría a llevarse la decepción de su vida encontrando al querido padre de sus hijos cometiendo algún tipo de acto que pudiera hacer que su estómago se revolviera?

Todas las mujeres nacen para parir [potencialmente], pero no todos los hombres nacen para procrear [potencialmente]: los hombres tienen su lugar en el sacrificio corporal también, por el equipo, ¿me hago entender? Debe haber un pobre descualificado luchando por levantar Roma con las manos llenas de callos. Cualquier hombre puede ser un buen obrero. No hay necesidad de despreciar a los obreros por ello, eso es extremadamente clasista y esnobista.

El adjudicar esta evaluación de riesgos a una «mentalidad progresista» es soez. Primero se dieron las condiciones materiales y luego se abrió esta nueva puerta, de nuevas ventajas y desventajas, que sucede que es apetecible para aquellas personas que desean vivir su vida con una moderación calculada. No es para todos —desde luego, no es para mí—, pero si dejo de verlo como el resultado de una cultura y lo empiezo a ver como el resultado de una evaluación material, totalmente humana y natural, encuentro una aplicación más, con tantas fallas como cualquier otra planificación familiar.

«El 80% de los hombres se sienten fuera del juego, se sienten rechazados, no son elegidos», porque cuando una mujer puede apoyarse por sí sola, ¿qué es lo que aporta un hombre si no es una conducta impecable, atractivo físico y un sustento superlativo? Por fin la mujer es capaz de ejercer sus derechos reproductivos como quiera —que no quiere decir que sea siempre positivo en todos los ángulos, pero ahora tiene más potestad que nunca para elegir su destino— y se vuelve, como es lógico, «caprichosa», que solo tiene una connotación negativa cuando quieres dársela. A todos estos hombres que se resienten, solo tengo una pregunta: ¿si tanto te desagradan las mujeres, por qué no mejor dejas de prestarles atención? Porque, de nuevo, seguimos en la perpetua búsqueda del pasto verde y de la fantasía: «las mujeres no deberían ser así, por eso hablamos de como deberían ser», pero esto es lo mismo que los comunistas alegando que el mundo es cruel y que, por lo tanto, hay que cambiarlo, en lugar de enfrentar la realidad, de mirarla a los ojos. 

«Antes te casabas con quien tuvieses cerca, porque te lo mandaban tus padres, por cuestiones de raza, de género...», hoy en día, con la libertad, se puede elegir. ¡Y salen otros problemas diferentes! Me recuerda a cuando se decía que el matrimonio con múltiples mujeres era lo mejor para ellas, porque así si el varón deseaba una mujer más joven, debía hacerse cargo también de la vieja y por lo tanto ninguna quedaría desplazada. Por supuesto, hay ventajas y desventajas...

La chica saca un libro titulado: No siento nada, de Liv Strömquist. Ya sabéis lo que pienso de este tipo de libros con gráficos pusilánimes. Poco refinado, poco elegante. 

«Tal vez no se puede usar solo la razón [para elegir]. A veces hacemos caso a una especie de intuición, no todo es tan fácil como hacer una lista de pros y contras». Esto es importante de aclarar: es así de simple, pero los elementos de esa lista tienen un peso diferente para cada persona. Dos personas podrían terminar escribiendo la misma lista, pero sintiéndose de forma totalmente diferente respecto a ésta. Es importante entender que pese a que muchos se vean en las mismas circunstancias, todos tenemos una opinión propia respecto al valor de las cosas. Y esta en nuestra libertad. También hay libertad para ser superficial y tomárselo todo a broma, ahora que se puede. Y solo demuestra la pureza, las múltiples desviaciones que hubieren tomado nuestros antepasados si la represión social y la coerción de los recursos limitados no hubieran constreñido sus exigencias.

Entonces, sale otra pregunta clave: ¿Qué pasa cuando buscamos unos atributos específicos en una persona y cuando encontramos a quien los reúne, nos topamos con que tiene otras deficiencias?

La respuesta que yo daría es que una persona tiene que, a prueba y error, entender qué le va mejor emocional y racionalmente. ¿Cuál es la prioridad en tu vida? Os diré lo que yo, personalmente, busco en una pareja: tranquilidad y compasión. Una persona afable, serena, que jamás grite. Vaya, que sea mi opuesto exacto. No nací pensando de esta manera. Cuando finalmente me reafirmé en que quería contraer matrimonio, busqué a una persona interesada por lo mismo que yo, que escuchara y pudiera entender al milímetro cada uno de mis pensamientos y exigencias, que viviera mi furor. Pero, ¿para qué quiero a una persona constantemente indignada como yo, cuando puedo tener a quien me complemente? Además, es mucho más sencillo de encontrar... ¿y qué hay si hay un individuo así y no se viste como yo quiero? Ese es el ejemplo que pone la chica del vídeo... bien, yo le compraré la ropa. Ahí es mi apuesta.

Pero esta premisa de que hoy en día no se aguanta nada es triste, porque es evidente que hay dos caras para esta moneda. Su analogía de: «compras un sofá, le ves un fallo y lo quieres devolver» siento que desvaloriza o desprestigia a quienes buscan con ahínco algo que les haga sentir cómodos. Si bien no existe el bolso perfecto que se amolde a todas tus necesidades, a todas las ocasiones de la vida, un bolso con agujeros o con un asa incómoda no querrás mantenerlo. Y eso está bien. Cada uno tiene unas necesidades, solo hay que encontrarlas. Por supuesto, animo a todos a trabajar esas cosas que quieran trabajar, si se ven en la paciencia... pero no ignores las enseñanzas que con el tiempo se dan. Arriésgate y prueba y reconocerás esas necesidades en tu interior. ¿Quieres a una persona que comparta tu pasión, a costa de todo lo demás? ¿A una persona con carácter, a costa de todo lo demás? ¿Quizá buscas humor? ¿Control? ¿Dinero? ¿Qué es aquello innegociable? ¿Qué es aquello que compensaría todo lo demás?

Etiopía y la farsa de la idílica igualdad

[Desde el minuto 12:30]

Es habitual hablar también del otro extremo: lugares subdesarrollados donde prima la tradición y que, sin embargo, son «felices con muy poco».

El vídeo comenta los principales factores de la felicidad:

  • La calidad de las relaciones como primer punto.
  • La salud.
  • El propósito.
  • La comunidad.

Y se habla de como el aumento del nivel de vida no hace que la felicidad aumente proporcionalmente entre los miembros de la comunidad. «Si tu ganas más que otros y tienes mejor calidad de vida que los de tu alrededor, sí que tiendes a sentirte más feliz; sin embargo, cuando toda la sociedad sube de nivel económico, también suben las expectativas y se establece la habituación». A esta sensación de monotonía se le acuña el término de: «adaptación hedónica». Por supuesto, las expectativas sobre la vida deben ser moderadas, [¿o no? Quiero decir realistas, consecuentes, frías, sanas] como llevo diciendo durante todo el vídeo. La realidad es una, luego ya, tus sensaciones, otras, y tu opinión para con todo ese conjunto de hechos y sentimientos, decisión enteramente tuya.

«En el hospital de Etiopía, los enfermos siempre van acompañados, cosa que no se ve en Suecia. Esto podría ser por la falta de seguridad, que te permite agarrar de forma más fácil... aunque también lo necesites cuando tienes mucho dinero, de repente ahí todo se vuelve más superficial». ¿Qué es esta superficialidad sueca? Esas familias de Etiopía, que no se tienen más que a ellos mismos, ¿cómo los vas a fragmentar? Si pese a las discusiones, estas familias aguantan, soportan, porque económicamente se necesitan... pese al malestar, a los juicios, no pueden separarse por más que quieran, entonces, se resignan y dicen: está bien, esta es mi gente y es mi deber. Cuando el erizo no tenga ya más frío, ¿por qué querría pincharse? Y ya no tendrá calor, eso es cierto, pero tampoco frío ni dolor. Y es una elección personal y que depende de la tolerancia de cada uno. Los que hayan venido al mundo para expresar y reivindicar su identidad, que lo hagan, del «bando» que sea.

El vídeo concluye comentando que algunos países buscan fomentar la natalidad con incentivos económicos, porque de lo contrario los sistemas de pensiones pueden colapsar. Y es que todo está sostenido en la interdependencia. Pero, que hagan como yo siempre he dicho: cada uno a ahorrar sus cosas y a dejarse de dependencias. Veamos de qué está el ser humano hecho realmente.

*

Una mujer comparte: «Tengo varias enfermedades crónicas y dependo totalmente de mis padres para sobrevivir porque no tengo recursos propios. Además por mi estado no puedo mantener fácilmente el contacto con mi entorno de amigos, ni quedar para conocer posibles parejas, ni mantener actividades (voluntariado, senderismo, etc.) que me gustan» y dice ser feliz, ¡porque tiene madera para ello! Está bien si en su lugar tú te hubieras cortado las venas. Hay un lugar para cada individuo. Todos tenemos derecho de sentir a nuestra manera.

Gangubai

«Desde ahora tú y yo somos compañeros de negocios. Manda imprimir tus tarjetas: Gangubai, Reina de la Mafia», Rahim Lala en Gangubai Kathiawadi (2022).  

La película Gangubai Kathiawadi (2022) llamó mi atención por un pequeño vídeo de YouTube donde aparecía la siguiente escena: 

En un ambiente azul, oscuro y frío, una joven se apoya contra la pared de un edificio, rodeada de mujeres que enseñan el ombligo. Está rígida y sus compañeras lo notan. Se apresuran, entre burlas y carcajadas, a colocarla en una posición que invite a los hombres a acostarse con ella.

Es la historia de Gangubai Kothewali, una activista social india, prostituta y señora de un burdel en el área de Kamathipura, Bombay. Nacida en una familia prestigiosa y vendida por su amante de la juventud por dos duros a un burdel, Gangubai escala la pirámide social para mejorar las condiciones de las prostitutas y de los huérfanos, en un país lleno de prejuicios e injusticias. 

¿Qué tiene de especial esta película? Voy a ser claro respecto a lo que opino sobre esta película: es cojonuda. No solo demuestra cómo de lejos está llegando la cultura india, sino que además es el perfecto ejemplo de lo que decía en la entrada sobre la discordia intragrupal y racismo: Recibir lo que se merece.

Tras ser vendida al burdel, Gangu ya no puede dar marcha atrás: ha sido mancillada y si vuelve a casa quizá sea ajusticiada como muchas otras por tener relaciones fuera del matrimonio y, para colmo, como prostituta. Las compañeras, viendo su miedo inicial, se ríen de ella y la fuerzan a seguir su ejemplo. Gangu rápidamente entiende que no podrá escapar con vida y volver a su vida acomodada, por lo que le jura a la señora del burdel, Sheela, que algún día ella será la dueña del propio burdel. 

Gangu sabe cuál es el primer paso: obtener el favor de sus compañeras y el dominio del burdel. Gangu es una mujer hermosa y sus clientes le proveen pequeños obsequios. En lugar de quedárselos para ella, Gangu los reparte entre sus compañeras y las colma de halagos para que comprendan que ella es su amiga —incluso puede palparse la lástima que siente por esas ovejas que al comienzo no tuvieron más remedio que terminar de someterla, así como hicieron consigo mismas—. 

La diferencia entre Gangu y sus compañeras es patente: nuestra protagonista no cede a la discordia interna. Ella no se burla de sus homónimas... tampoco de quienes están por debajo. No discrimina, no rechaza si no le han faltado personalmente. Es una persona con carácter, que confía en su valor y, por extensión, en el de los demás. O, si se quiere ver, sabe que todos los hombres valen lo mismo ante Dios: el valor nimio del mortal, no hay por qué agacharse o golpear. Esto es precisamente lo que quería decir en este fragmento: 

«Hasta un niño de 10 años como el que yo era podía verlo claro: los negros están igual de podridos que los blancos y no es sorpresa que se dejasen someter antaño. Esto sucede con todos los colectivos desprestigiados, pero es el ejemplo de hoy. Me irritaban las películas antirracismo, porque veía a ese negro cubierto de roña mirar mal al blanco, después de pegarle una paliza a su mujer, después de negarle sus derechos como ser humano», en Recibir lo que se merece.

¿Con qué cara sus compañeras prostitutas podían quejarse a Dios si ellas mismas permitían esos abusos, incluso entre ellas mismas? Gangubai marca la diferencia y se convierte en la mujer más respetada del burdel. La jefa, amenazada por ello, permite que un cliente sádico golpee a Gangu hasta rozar la muerte, ignorando los gritos de auxilio. Gangu es consciente, ya en el hospital, cubierta de hematomas y de cicatrices, de que Sheela ha intentado matarla. 

Para vengarse de Sheela y del hombre que la maltrató, decide acudir a Rahim Lala, un hombre poderoso en Kamathipura. Ahí, ella le solicita que restaure su honor:

— ¿Qué? ¿Piensas que voy a tratar de restaurar el honor de una prostituta? ¿Cómo sería eso siquiera posible? 

Entonces Gangu retira el pañuelo que cubre su mayor cicatriz, que la cubre de los hombros a la cintura. El hombre abre los ojos, asombrado. 

— Creo que sabes lo que este tipo de marcas suponen para las mujeres de mi oficio.

Es decir, era prácticamente un intento de asesinato, puesto que no tener clientes supone la muerte para la prostituta, que ya no puede tomar otro camino. Él le asegura que, si vuelve a acudir al burdel, él mismo lo castigará. 

Y así sucede. Gangu es espectador de la escena más maravillosa: Rahim golpea la cabeza del criminal repetidas veces contra el capó de su coche. El hombre se desploma. Una vez que Rahim marcha, Gangu escupe sobre el hombre y regresa al interior del burdel. La jefa, que ha presenciado todo el acto, comprendiendo lo que significa que Gangu haya obtenido un favor de alguien tan poderoso como Rahim, se echa a un lado temblando. 

En eso consiste el carácter: en negarse a permitir que te hagan daño, en quejarse, en tener ideas claras e independientes. Gangu eventualmente se postula como presidenta del área, tras liberar a múltiples mujeres de las garras del burdel y ofrecerles la oportunidad de escolarizarlas. 

Otra cosa importante a notar es que Gangu no se niega ningún placer. Cuando finalmente conoce el verdadero amor, a este hombre lo toma sin ningún miedo y con toda la arrogancia de una mujer experimentada. Gangu no se siente menos por haber sido víctima de la trata de mujeres, todo lo contrario: sabe que ha sobrevivido cada día gracias a su ingenio, ¡sabe que es una mujer valiosa! Sonríe encima de su amado y lo mira con el amor de una madre en los ojos... por extraño que esto pueda sonar. ¡Ella sabe que él la admira con toda su alma! 

La relación, sin embargo, ella la ve sin posibilidad de matrimonio. Siempre consciente de que el problema no está en ella, sino en la cultura del momento, Gangu rechaza la idea de casarse con su amado. Sabe que eso no le hará ningún bien a su campaña, ni al nombre del hombre. Ella sabe qué piensa el mundo de las prostitutas y no va a discutir lo indiscutible: se prepara para sacarle el máximo partido y combatir lo que cree que es injusto. 

Lo peor de la disonancia cognitiva

«El ser humano ha tratado de volcar sus procesos endocrinos en lenguaje sólido e inquebrantable, topándose con límites aún más férreos que sus convicciones». 

«Es posible que disonancia cognitiva se refiera, no a tener dos ideas contradictorias dentro, ¡sino a la incapacidad para descomponer estas ideas y explicar las diferencias particulares de cada situación!».

El vídeo que se referenciará es el siguiente: 

El término «disonancia cognitiva» hace referencia a la tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias y emociones (cogniciones) que percibe una persona que tiene al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto, o por un comportamiento que entra en conflicto con sus creencias. Es decir, el término se refiere a la percepción de incompatibilidad de dos cogniciones simultáneas, todo lo cual puede impactar sobre sus actitudes. (Wikipedia)

La disonancia cognitiva parecería una condición natural para el animal, puesto que le permite extraer —aun si solo potencialmente— el mayor beneficio de su entorno, por relativo que sea. Podríamos pensar, para hacerlo más divertido, que el pensamiento animal es cuántico, en tanto que las cosas son buenas y malas a la vez; o en tanto que son sagradas e indiferentes. Pero, ¿qué sucede cuando el observador colapsa el significado de sus acciones, definiéndolas? El ser humano ha tratado de volcar sus procesos endocrinos en lenguaje sólido e inquebrantable, topándose con límites aún más férreos que sus convicciones. ¿Por qué? El principal problema del ser humano es la ambigüedad, la imprecisión y la inconformidad con lo descriptivo. Anhela algo más allá, trascendental, porque tiene miedo del mundo. 

La utilidad de la disonancia cognitiva reside en permitir al individuo tomar decisiones sin seguir un sistema lógico de pensamiento que jamás podría servirle a fines prácticos. [Aquel que no puede entender el mundo, caerá en los juegos de quien se lo señale]. El ser puede ser mezquino y entonces no requiere de disonancia cognitiva, sin embargo, la empatía y otras medidas proteccionistas del cerebro fuerzan a la disociación para evitar estrés y preservar la identidad. Con el tiempo me he percatado de una sencilla fórmula: cuanto más estúpido es el animal, menos mezquino es. Porque ser malvado, ósea, ejercer la acción sin disonancia, solo es posible si comprendes los efectos de la acción y su concordancia con el resto de acciones. Es decir, tener conciencia plena de los efectos materiales de las elecciones propias. Por supuesto, no puedes pedirle eso a un cerdo de granja: por mucho que sienta que es muy triste que su compañero se haya convertido en una deliciosa chuleta con matices de bellota, ¡eso no le impidió comer a él mismo jamás

Oh, te he pillado, disonante. El ejemplo que acabo de dar es, en realidad, incorrecto. No corresponde a ninguna disociación [a-relación], ¡sino precisamente a una asociación [relación] de causas y efectos totalmente lógica! Vaya, ¿con qué hemos dado a parar? Es posible que disonancia cognitiva se refiera, no a tener dos ideas contradictorias dentro, ¡sino a la incapacidad para descomponer estas ideas y explicar las diferencias particulares de cada situación! El cerdo que ve a su amigo morir, pierde un compañero: pierde el provecho que podría obtener de su compañero... sean los buenos ratos. ¿Pero acaso no gana mas de lo que pierde zampando? Como veis, no hay ninguna disonancia, sino circunstancias distintas. Disonancia esto, disonancia lo otro... se repite sin realmente comprender ningún proceso. 

¿Es posible vivir una vida sin la denominada disonancia cognitiva? Como he dicho, solo es posible si asumes tu propia maldad. Esto, por supuesto, no es viable para todo tipo de conciencias. No solo es duro de asumir, para aquellos en cuya inteligencia cabe el peso de la vida, sino que es para muchos otros, inalcanzable en toda su extensión. 

Así pues, me embarco a comentar el vídeo anteriormente mencionado, traduciendo los pasajes de Alex O'Connor que me interese comentar. 

[Nota: Inicialmente, creí que se trataba de una sátira y estaba expectante al giro argumental... pero por los comentarios ya me di de morros. La gente lo adulaba... ¿por qué? ¡Por sacarlos de la miseria de sus constreñidos argumentos! ¿Cómo? Pues con absolutos sofismos. Oh, hacía tanto tiempo que no empleaba esa palabra... las últimas entradas han sido muy filosóficas... estrictamente filosóficas]. 

Recomiendo la lectura de las siguientes entradas para más contexto en mi posición argumental: 

Os adelanto ya que el muchacho es vegano. Cuidado con los dientes... será un viaje complicado desde ahora. 

Alex: Si crees que está mal para cualquier persona, bajo ninguna circunstancia, golpear a un perro del que son dueños... y aun así, crees que es justificable gasear a cerdos hasta la muerte con dióxido de carbono, para que puedas comerte un bocadillo del que luego no guardarás el más mínimo recuerdo... sufres de disonancia cognitiva. 

¡Qué tendrá que ver! ¡Las circunstancias son totalmente diferentes! Pero claro, hemos tomado que las circunstancias son indiferentes. ¡Paren todos un momento! ¡Sí, señor del matadero, usted también! ¡Deténgase o le matamos al perro! Pero, ¿por qué mataríamos a su perro? Nosotros no tenemos ninguna intención de sacar provecho de su cadáver... y su perro no corresponde a una plaga... oh, ¿puede ser que las circunstancias y condiciones nunca sean indiferentes para los individuos que juzgan? 

Este hombre comienza su argumento con «si crees que está mal para cualquier persona, bajo ninguna circunstancia», cuando no considero que haya absolutamente nada que no sea tentador para según qué fines. ¿Quién lo consideraría? Sin duda, quien se lo plantee de esta manera no sufre disonancia cognitiva sino nulidad cognitiva. ¿Cuál sería el provecho que yo extraería de golpear a mi perro? Pierdo la lealtad de mi perro o, como mínimo, su confianza. Ósea, es una bobada. A no ser que me produzca placer el sufrimiento de los perros, en cuyo caso, seguramente tampoco me importe el sufrimiento de un cerdo. Pero, si en cambio, sufro por ambas criaturas y, sin embargo, me alimento de una de ellas, ¿acaso no es justificable si resulta que yo obtengo un beneficio de alimentarme? Por supuesto, esto no es «bajo ninguna circunstancia» porque, ¿quién vive, juzga, piensa, actúa, ajeno a las circunstancias? 

Estoy seguro que ver a un cerdo sufrir para luego ser arrojado a la incineradora, de tal manera que no queden más que las cenizas, no suscitaría más que ira en la mayoría de las personas fanáticas de la carne. Puede ser por dos motivos, no excluyentes: el primero es que, el pobre cerdo ha muerto en vano; y, el segundo es que, por consecuencia de haber muerto en vano, nadie pudo probar las mieles de su beicon, desperdiciando un valioso recurso proteico. 

Alex: Hay personas que conociendo los inimaginables horrores que se han de llevar a cabo para producirlos [productos de origen animal], [siguen negando su condición disonante]. (...) Si crees que el veganismo es una posición filosófica de la que burlarse cuando no tienes nada mejor que hacer, es momento de abrir los ojos. Pero si no estás dispuesto, perdóname por no tomarme en serio tu ética. 

¡Está bien, Alex! Vamos a abrir bien los ojos y a diseccionar tu ética. 

Alex: [Muchos animales] son asesinados para que personas como vosotros puedan satisfacer su adicción al sabor de la carne. (...) Algunos de nosotros, sin embargo, estamos dispuestos a tomar cartas en el asunto desde la responsabilidad personal y seguimos nuestros más profundos principios éticos sin excepciones. Quiero destacar algunos de los más obvios abusos de la lógica moral que he visto en la categoría de abuso animal. (...) Si jamás habéis considerado esto, no os preocupéis, no es culpa vuestra... (...) sino de la sociedad en la que vivimos, que ha normalizado vastamente la crueldad animal (...), que se encuentra en todos lados (...). Lo que quiero demostrar en este vídeo es que la disonancia cognitiva, cuando se trata de [este tema] es la norma, no la excepción. 

El caso de los huevos de cisne 

Alex: [He visto que cuando LadBible] publica sobre crueldad animal, en general las reacciones y comentarios variaban enormemente dependiendo de la especie animal que fuere víctima. Por ejemplo, un cisne murió de tristeza al ver que unos adolescentes habían roto sus huevos. Obviamente esto es horrible, ¿por qué alguien destruiría a los polluelos sin motivo? (...) [Los comentarios eran duros, refiriéndose a lo desalmados que eran los niños y a cómo no estaría mal devolver la pena de muerte para estos casos], ira que podría comprenderse, quizá. 

Aquí el hecho objetivo es el asesinato y lo subjetivo es que está mal llevarlo a cabo. Cabría responder: 

  • ¿Cuál es el problema con asesinar organismos si todo es materia que responde a estímulos? → Ósea, ¿qué distingue realmente a la col del pollo? [¡Sin recurrir a la valoración!] Lo cierto es que la única diferencia es tu respuesta neuronal. Y esto es curioso teniendo en cuenta que los vegetarianos y veganos han estado llamando al resto de seres especistas y clasistas por priorizar la vida o placer de una especie por encima de los otras, adscribiéndolas a «categorías inferiores». Es la mayor evidencia de disonancia cognitiva posible. 
  • ¿Por qué las personas han reaccionado así si la mayoría de ellos comen huevos? → no cabe mencionar ninguna disonancia cognitiva: en general, los comportamientos orientados exclusivamente al dolor de un ser vivo o a la destrucción material son penalizados por la sociedad por indicar un perfil psicológico psicopático e inadaptado —siempre y cuando no reporte ningún beneficio, por eso un asesino aleatorio no obtiene el reconocimiento de un soldado de guerra—. No se trata de un afán de justicia sino de un salvaguardar el propio cuello. Se ha reiterado en ocasiones como individuos con tendencias al maltrato animal suelen más pronto que tarde llevar su vicio a la población humana. Reclamar un castigo para estos niños crueles no es más que una medida de autopreservación y no un acto heroico a favor de los cisnes, puesto que nadie juzgaría a quien se hubiera comido el huevo en lugar de simplemente destruirlo —privando a los demás de sus nutrientes y al ave de su cría—. 

Alex: Pero aquí va un hecho (...), un simple hecho verídico: cada año, alrededor de 7 billones de pollos machos son asesinados por la industria avícola del huevo (...), [puesto que] hay una diferencia entre los pollos usados para la carne y los usados para la puesta de huevos, por lo tanto, los pollos machos ponedores no sirven de nada. Esto significa que su primera y última experiencia de este mundo es [esa]. ¿Qué se supone que necesitamos de los huevos? Su sabor.

Los alimentos de origen animal presentan características casi exclusivas. Personas con intolerancia a la lactosa, por ej. se verían tremendamente restringidos en materia de grasas si dependen de una dieta vegana —dado que especies como el aguacate tienen precios muy elevados—, y todavía más si tenemos en cuenta que la vitamina esencial B12 no se encuentra de forma natural en alimentos de origen vegetal¹.

Me pregunto si Alex consumiría huevos si estos fueran de gallinas propias, criadas con amor, cariño y comprensión... porque la crítica se enfoca en la crueldad de las granjas de pollos y no tanto en lo bueno, malo o inútil que sea comer huevos en sí. No ofrece ningún argumento para no comer huevos que no sea cómo son producidos. Pero entonces, no debería hablar de «disonancia cognitiva», sino de vagancia y conformismo a la hora de actuar frente a la industria alimentaria. Alex falla al comprender por qué la gente se ha enfadado con esos niños crueles: «[Estamos en este barco], pero unos niños destruyen los huevos de un cisne y todos se vuelven locos», lo que, orgulloso, sigue con: «disonancia cognitiva» y un texto que ocupa media pantalla.

Cerrando: la gente no es incongruente por llorar a un cisne y comer huevos; es simplemente que la violencia sin propósito nos estremece más que la violencia estructurada en marcos de beneficio. No es disonancia cognitiva, es utilidad narrativa.

El caso de los toreros 

» Aquí va otro: las corridas de toros volverán a España, pero con nuevas reglas estrictas. De nuevo, miles de reacciones mayoritariamente furiosas. "Este mundo está tan jodido que las personas aún quieren ver tortura animal (...), gente enferma sin corazón ni moralidad".

Según como yo lo veo, la razón por la que los españoles dejaron atrás esta tradición viene —principalmente— de las colisiones culturales en Internet. El visionar propuestas alternativas y la predisposición de los ciudadanos aumentó la sensibilidad para con los animales. Con la llegada de la pornografía no quedó ningún motivo para celebrar el sufrimiento de ningún animal. En definitiva: los españoles encontraron cosas más interesantes que hacer con su tiempo libre y estas prácticas se convirtieron en una absurdez de viejos fascistas. 

Igual que con la... ruptura de huevos, el ser humano penaliza, ante alternativas, aquellas acciones que no deportan un verdadero beneficio... puesto que son aquellas cosas que se nos hace difícil comprender y compartir. La mayoría de nosotros no sonreiría mientras se degolla un pollo, mas la humanidad ha degollado millones de pollos a lo largo de su historia y está mas que hecho para tolerarlo. 

En resumen...

Y para finalizar, una reflexión cotidiana...

Cuando le retiras el contexto a la situación, cortas todas las relaciones lógicas, los móviles de acción → las decisiones se toman desde el miedo, la ambigüedad, el contexto, no desde abstracciones éticas puras. En caso de que seas seleccionado para un trabajo, arrebatándole la oportunidad a un padre de dar de comer a sus hijos, nadie te considerará una mala persona. Hiciste lo que tenías que hacer, ¿cierto? Nadie obtiene un trabajo por el mero placer de dejar desempleado al resto. Si dices que nada justifica el mal a otro ser vivo, ¿acaso está mal tener éxito laboral? Se sabe que no hay hueco para todos. 

Un bobo diría que no es igual, que para vivir es imprescindible trabajar y que la carne es solo un capricho. ¿Quién te da derecho a asumir tu vida como justificación para ejercer nada? ¿Y que hay de su calidad? Podrías sobrevivir comiendo los frutos del monte y, sin embargo, mírate: con Internet, con todo tipo de lujos que desde luego también dañan al medio ambiente, a los animales e incluso a ti mismo. Porque nada es ni blanco ni negro. ¡Quizá no haya disonancia sino nulidad, de nuevo! 

*

¹ La única fuente reconocida como suficiente para dietas veganas respecto a la B12 son las algas, como se vio en el este paper alojado en la NLM de 2014.

Las ideas simples de Hume

 Durante este artículo referenciaré el siguiente contenido:  

El otro día me topé con un interesantísimo vídeo que hipotetizaba sobre lo que impedía a Chatgpt generar una copa de vino desbordante. Rápidamente pensé en que esto se debía a que no debía haber muchas imágenes disponibles en Internet de copas de vino hasta arriba. En efecto, el muchacho puntualiza: 

— ¿Cuántas veces te han servido una copa de vino hasta el borde? 

Pero el vídeo se volvió aún más interesante cuando puso sobre la mesa la filosofía empírica de David Hume para explicar cómo Chatgpt podría estar percibiendo la copa de vino como algo imposible de descomponer, como una idea simple que le impedía modificar su concepción. 

En su teoría del conocimiento, Hume asegura que nuestro conocimiento viene estrictamente de la experiencia. «Todos los contenidos de la mente son percepciones externas [información del medio] o internas [influencia hormonal]*¹». Esto no debería ser un problema, si entendemos como conocimiento todo aquello que se procesa en el cerebro. Por supuesto, nada que se evoque en la imaginación puede estar completamente alienado de las impresiones. Porque, ya para empezar, ¿al ser formado en el cerebro se volverá impresión? O, quizá, «experiencia» es más acertado, puesto que dividimos las percepciones (o, repito, experiencias) en dos clases: 

  1. Ideas → lo que se genera desde el cerebro sin corresponder de forma estricta a un estímulo inmediato → imaginar algo donde no está (una mesa donde no la hay), imaginar algo que en la naturaleza no existe aunque tenga sus mismos componentes (unicornio). 
  2. Impresiones → lo que se percibe con los sentidos, interno o externo, en la inmediatez → una sensación física (un ataque de ansiedad), un objeto material (un melón), un color (rojo). 

Puesto que primero vienen las impresiones y luego las ideas, es necesario que haya una experiencia previa con el objeto antes de poder imaginarlo (por eso un ciego no puede imaginar un color). De estas ideas e impresiones hay dos categorías: simples y complejas. Dícese de algo simple algo que no puede descomponerse. Pero no creo que haya nada que no pueda descomponerse, así que aquí yace la cuestión del vídeo. 

La razón por la que existe tal cosa como un artículo titulado 'El caso del matiz de azul y sus consecuencias para el principio empirista de la filosofía de Hume', es que, por lo que se dice, el propio Hume no pudo retractarse a tiempo de su pobre argumentación*².

El contraejemplo del principio empirista:

» El contraejemplo que Hume presenta a su principio es el siguiente: Se le muestra a un observador un espectro de todos los matices de azul menos uno, ordenados del más claro al más oscuro. El observador no ha visto nunca el matiz faltante. Hume sostiene que lo que sucede en este caso es que el sujeto se da cuenta de que hay un hueco en el lugar en el que debería encontrarse el matiz faltante y podrá, además, mediante su propia imaginación, suplir la idea de dicho matiz, aunque nunca haya tenido la impresión correspondiente a éste. 

» Hume le resta importancia al contraejemplo. Sin embargo, éste parece tener consecuencias importantes. Aquí la idea del matiz de azul no provendría de una impresión, y por lo tanto rompería con la máxima empirista. Con esto se pone en cuestión la validez universal del principio y se debilita la base de todo el sistema humeano. Además, su principio metodológico de examinar la legitimidad de nociones de la metafísica buscando sus impresiones correspondientes se hace insostenible (...) Esto puede extenderse hasta casos de ideas correspondientes a impresiones que eventualmente se darían más allá de las posibilidades sensitivas de los seres humanos. (...) No parece haber justificación alguna para seguir utilizando tal procedimiento cuando se ha aceptado la existencia de ideas que no surgen de impresiones. Es arbitrario emplear el principio para eliminar ciertas ideas (substancia, vacío, etc.) y tomar otras como excepciones al mismo (el caso del tono azul y el resto de posibles gradaciones sugeridas por Whitehead). Visto en el artículo mencionado. 

Pero no creo que sea un argumento que ponga en entredicho el empirismo, sino simplemente la capacidad de Hume para retractarse de un pequeño error. Como he dicho antes, no hay nada imposible de descomponer. Utilizando términos bien conocidos, con sus cualidades relativas bien afianzadas, debemos aceptar que:

Un color no es simple, pues tiene una saturación, una calidez, una frialdad y un brillo, por ejemplo...

Por esto, un color verde esmeralda [ni que sea por la composición de la superficie donde se halla] no es igual a un verde oliva, y por esto muchas personas confunden diferentes tonos (al margen de que procesen longitudes de onda de forma diferente, pero eso es otro tema).